El informe sobre salarios que esta misma semana publicó el Banco de España es una sorpresa muy relativa. En él, dos expertos de la Dirección General del Servicio de Estudios del supervisor evidencian lo que la sociedad nota desde hace tiempo, una notable bajada generalizada del poder adquisitivo, y que ellos cifran en el doble de lo que reflejan las estadísticas oficiales. De un 2%, concretamente, entre 2011 y 2012, con la explicación de que muchos organismos pasan de puntillas sobre el efecto que produce que los colectivos con peores empleos son los que más sufren, pierden peso en los cálculos, mientras que los que aguantan trabajos e ingresos estables empujan los números para arriba y distorsionan el resultado. El mejor ejemplo es lo que está ocurriendo con los jóvenes, el nicho de la sociedad que soporta las mayores alzas de desempleo, donde se concentra también la emigración hacia otras comunidades y países y que en Galicia soporta una bajada de sueldos de casi el 8% durante los dos años de recesión, el doble que la media regional, que ya de por sí es prácticamente un punto mayor que el descenso de las remuneraciones en el conjunto del Estado.

El salario medio en Galicia se situó en 2012 en 17.737 euros al año, según las últimas cifras de la Agencia Tributaria. Alrededor de 1.260 euros repartidos en doce mensualidades y dos pagas extra, incluidas todas los conceptos ligados al sueldo. Porque las cuentas salen de las percepciones al completo de los asalariados, que en ese año -y teniendo en cuenta que el balance incorpora a cualquier persona que haya tenido algún tipo de ingresos laborales durante el periodo, aunque el resto del periodo haya estado en paro- ascendían a 999.458. Son 577 euros menos que los 18.314 euros que Hacienda marca en la región para 2010, cuando las retribuciones marcaron su techo e iniciaron el descenso que probablemente 2013 agravó.

En las medias, el salario nacional es 864 euros más elevado que el gallego tras registrar una caída del 2,7% durante esos dos mismos años. Ninguna comunidad es una excepción en la variación negativa, aunque la intensidad no es, para nada, la misma. Así, la caída en Madrid, donde están los salarios más cuantiosos (24.509 euros), la rebaja es de solo el 0,8%; del 0,2% en la ciudad autónoma de Ceuta (22.322); del 1,6% en Melilla (21.280); y del 1,8% en Cataluña (20.959 euros) y Canarias (16.222).

El archipiélago está en el grupo de cola en el ranking salarial en España, junto con Murcia, con 15.746 euros (-3,8%); Andalucía, donde el promedio asciende a 14.759 (-4,6%); y Extremadura, con 13.692 euros (-6,6%), según la radiografía de empleos y salarios de la Agencia Tributaria, que, en general, se aproxima bastante a los números que maneja el Banco de España y marca distancias con el Instituto Nacional de Estadística (INE), que coloca el salario en el país en 2012 un 0,4% por encima de 2010.

Pero las medias son siempre compensaciones entre lo más alto y lo más bajo. Con lo que, como explica el área de Estudios del gobernador Luis María Linde, los resultados se empañan. Basta con mirar la evolución salarial entre las diferentes edades. Aquellos que van entre los 26 y los 35 años y que representan un 27% de los asalariados gallegos arrastran en la recesión una caída del 7,8% en sus percepciones, hasta los 14.271 euros. O, lo que es lo mismo, 1.048 euros menos en dos años. El recorte en esa franja a nivel estatal es del 6,4%.

Entre los 36 y los 45 años, prácticamente un tercio de los gallegos con remuneraciones por trabajo en 2012, la tijera ronda los 800 euros. El sueldo medio se situó en 18.719 euros. Los que llegan a los 55 años, otro 22,4% del mercado laboral autonómico, rondan los 22.000 euros de ingresos cada ejercicio, un 4,7% menos, 1.100 menos.

En los más jóvenes, de los 18 a los 25 años, las percepciones anuales suman 6.900 euros después de una caída respecto a 2010 del 19,7%. Tanto en este caso como en de los que aún no llegan a la mayoría de edad -con 4.600 euros y el único ejemplo de aumento, 150 euros-, su presencia en el tejido productivo es muy baja -un 8,1% y un 0,2%, respectivamente-, por lo que cualquier oscilación desvirtúa la estadística.

Las mismas diferencias se repiten en la revisión por actividades. Porque no todas padecieron la embestida de la grave crisis por igual, ni los convenios sectoriales son iguales, entre otros motivos. La industria, por ejemplo, acumuló en esos dos años un incremento del 0,6% en el salario, que alcanza incluso el 2,4% entre aquellas ramas vinculadas a la extracción, energía y agua, las que mejor comportamiento tuvieron en la producción y le convierten en la segunda área con mejores retribuciones, de casi 24.500 euros. Arriba sigue estando la banca y aseguradoras, con 29.800 euros, pese a que es también el que mayor descenso concentra, a punto del 9%, por la reforma financiera. Los salarios más discretos están en el sector primario, con 14.100 euros y una caída del 2,3%; y los servicios personales y de ocio, que emplean a unas 100.000 personas por una media de 8.600 euros anuales. El comercio también registra alzas, del 1,4%.