El tren de borrascas no solo ha causado daños en el sector pesquero y marisquero, ya que casi toda la flota permanece amarrada desde navidades por el fuerte oleaje que llevó a decretar la alerta roja hasta en seis ocasiones en mes y medio. El campo también sufrió los efectos de los temporales: muchas fincas se inundaron por unas lluvias que batieron récords y los ganaderos ya han empezado a notar en sus ingresos las inclemencias del tiempo. En lo que va de año el sector acumula pérdidas de 7,3 millones de euros, que incluyen la derivadas tanto de las cosechas de huerta como del forraje para alimentar el ganado, según las estimaciones del sindicato agrario Unións Agrarias (UU AA). Ahora miran al cielo para que la situación cambie porque aunque algunos cultivos "están ya perdidos", otros podrían recuperarse si viniese "una primavera seca". "Pero la producción se reducirá entre un 20% y un 30%", destaca el secretario de Servicios de UU AA, Óscar Pose.
Los agricultores se han visto obligados a retrasar la siembra de los cultivos más tempranos como el repollo o los guisantes y en algunos casos han tenido que replantarlos porque las inundaciones acabaron con ellos al pudrirse las raíces. Tampoco han sido efectivos los abonos en el terreno porque desaparecieron con las precipitaciones. Los sindicatos advierten de que este factor favorecerá la proliferación de enfermedades por exceso de humedad y supondrá un aumento de los costes de producción más adelante antes de recoger los productos.
Los cultivos de huerta han padecido los efectos de las inundaciones y de los bruscos descensos de temperaturas, que provocaron una merma de la producción y además causarán un retraso de la cosecha.
Los destrozos en los invernaderos también afectaron a los cultivos. En total, en el sector hortícola los daños ascienden a 1,5 millones. Las praderas con forraje para alimentar a las reses son otras de las damnificadas por el temporal, sobre todo las ubicadas en A Costa da Morte (A Coruña). El sindicato calcula que en la comunidad gallega el 30% de las hectáreas están "perdidas", lo que supone 3,6 millones de euros menos.
La escasez de pastos ha obligado a los ganaderos a gastar más en piensos para subsanar "el déficit de proteínas y energía" de cada ración que se le da a los animales. Las explotaciones además ya han recurrido más de lo habitual a las reservas de hierba seca y ensilada que tenían guardada para el invierno con el objetivo de que no se resienta la producción de carne. Los gastos adicionales en alimentación supondrán 12 euros por cabeza y, por lo tanto, 2,4 millones de pérdidas económicas.
Pose avisa de que están "en el límite" y aunque no se hayan producido grandes destrozos porque las lluvias "no fueron torrenciales", si continúan los temporales sí que podría agravarse la situación.
Además de los problemas en las huertas y en las praderas, el sector se enfrentó también a cortes eléctricos, dificultades para gestionar los purines, destrozos de caminos rurales y tampoco se pudo sacar los animales a pastar por los temporales.
Daños en el litoral
A la espera de conocer los daños del temporal desglosados por cada comunidad, el Gobierno central avanzó ayer que en la cornisa cantábrica ascienden a un total de 108 millones y solo en materia de costas -cuya reparación corresponde al Estado- la cifra alcanza los 21,5 millones de euros.