En el epicentro de la mayor trama de corrupción municipal destapada hasta ahora en Galicia está un hombre, Francisco Fernández Liñares, alias Tachenko o Garbancito, que fue mano derecha del alcalde de Lugo, Xosé Clemente López Orozco, y que se convirtió en la llave para que empresas como Vendex o Cechalva accedieran a un contrato municipal. Por sus gestiones llegó a cobrar 300.000 euros en sobornos, tal y como él mismo reconoció ante la juez Pilar de Lara que instruye la causa, sin contar con el valor de las fincas que fue adquiriendo, las antigüedades que compró por valor de 50.000 euros, así como los regalos obtenidos o los trabajos que le realizaron gratuitamente las empresas a las que favorecía.

Vendex le pagaba mensualmente 1.000 euros y Cechalva otros 1.500, tal y como él mismo informó en su declaración.

La juez apunta que este dinero procedente de "actividades ilícitas" era blanqueado por Liñares con la compra de bienes inmuebles, que registraba siempre a nombre de terceras personas, y en acciones de sociedades para las que contaba con un testaferro. Su interés en reinvertir estos sobornos en participaciones de empresas es que, a su vez, estas compañías terminaban siendo beneficiarias de nuevos contratos de servicios municipales por parte del Concello de Lugo.

Liñares entró al Ayuntamiento de Lugo de la mano de Orozco y fue concejal durante nueve años en este consistorio, hasta que fue nombrado presidente de la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil. Fue el hombre fuerte del actual alcalde de Lugo e incluso aspiró a presidir la Diputación de Lugo.

Según el sumario que hizo público el juzgado de Instrucción número 1 de Lugo, muchas de las propiedades de Liñares están a nombre de sus hijos mientras que su socio Miguel García Gesto actuaba de testaferro y de artífice del entramado empresarial que utilizaba para desviar el dinero procedente de los sobornos.

Artenosa Publicidade era una de las empresas que formaban pate de esta trama. Según consta en el sumario, Liñares reconoció que invirtió 250.000 euros de los 300.000 euros que recibió en sobornos en la compra de las participaciones sociales de esta empresa, mientras que transfirió otros 30.000 euros para la constitución del capital social y entregó "el resto en metálico en un maletín".

Y Artenosa es precisamente la que tiene adjudicada la concesión de la publicidad de los autobuses urbanos de Lugo. En las conversaciones intervenidas por Vigilancia Aduanera se da cuenta de como Liñares y su testaferro mediaron ante el Concello de Lugo para que diera al Grupo Avanza la concesión del transporte urbano a cambio de que, a su vez, esta compañía contratara con ellos la publicidad.

Disposición

En estas conversaciones son habituales las alusiones a Orozco. "El alcalde está en buena disposición", le dice Liñares al gerente del Grupo Avanza, Íñigo Prado.

Pero la concesión de la publicidad de los buses urbanos no fue la única empresa vinculada a Liñares que se benefició de los contratos con el Concello de Lugo.

El Ayuntamiento lucense adjudicó la explotación y puesta en valor de un aprovechamiento hidroeléctrico -denominado la Fábrica de la Luz- a la empresa asturiana Inca después de que la Confederación Hidrográfica, que presidía Liñares, diera una declaración de impacto ambiental favorable. Sin embargo, la adjudicataria terminó cediendo el contrato a otra compañía que terminaría comprando Miguel García Gesto y de la que Liñares terminaría adquiriendo el 20 por ciento de las acciones.

"Lo que evidencia que en realidad la cesión de participación se produce por las influencias ejercidas y artimañas tejidas para hacerse de forma abstolutamente irregular con el proyecto de la Fábrica de la Luz", explica Pilar de Lara en el sumario, quien además da por hecho que el Concello de Lugo está al tanto de que detrás de Inca está Liñares. "A esta maniobra no puede ser ajeno el Ayuntamiento, en cuanto a promotor del proyecto", añade.