Los temporales que de forma ininterrumpida azotan las costas del Cantábrico y el litoral de Galicia en las últimas semanas están dejando a su paso situaciones poco frecuentes: olas de más de 12 metros, inundaciones en poblaciones costeras, vientos huracanados, lluvias persistentes... Aunque algunos califican esta sucesión de borrascas como "ciclogénesis explosiva" -expresión que se puso de moda hace unos años-, los expertos en meteorología descartan tal definición. Ciclogénesis significa creación o génesis de un ciclón o borrasca, y al añadir el término "explosiva" se alude a un episodio que se desarrolla muy rápidamente y de forma muy intensa, algo que no se da en este caso.

Lo más llamativo de las borrascas que castigan estos días las costas de las poblaciones gallegas y cantábricas es, sin duda, su inusitada persistencia, sin apenas un día de tregua entre los frentes. Expertos en meteorología sostienen que este fenómeno se debe a la conjunción de tres factores: la llegada de borrascas profundas desde Islandia que se alimentan de aire frío, el desplazamiento del anticiclón al sur de las Azores, y la circulación zonal de la corriente en chorro de vientos en altura.

Así como en otros inviernos -aunque fuesen también muy duros- el anticiclón de las Azores bloqueaba durante algún tiempo la llegada de nuevos frentes fríos, desviándolos hacia el norte, ahora las borrascas se suceden una tras otra siguiendo la denominada corriente en chorro, que se sitúa más próxima al Cantábrico que en otras ocasiones. Se trata de una corriente que circula entre 8.000 y 10.000 metros de altura y que en ocasiones va siguiendo los paralelos -como sucede ahora- y otras veces, los meridianos.

En cuanto a la fuerza desatada en el mar, también habría que hablar de tres causas concatenadas. Algunos meteorólogos han advertido que en muchos casos la altura de las olas no se correspondía con la fuerza del viento reinante, por lo que su origen habría que buscarlo en el mar de fondo; es decir, en el movimiento de las olas que se propaga más allá de la zona donde se ha generado y que va acumulando fuerza hasta que rompe contra la costa. Al mar de fondo se suma en las circunstancias actuales lo que se denomina mar de viento, el movimiento de las olas generado por el viento al soplar directamente sobre el agua. Un tercer elemento que explicaría las inundaciones sufridas por algunas localidades costeras es la presencia de mareas vivas, que ayudadas por la fuerza del viento han dejado su huella durante la pleamar.

A la hora de buscar una explicación a la fuerza con que el mar azota nuestras costas, los oceanógrafos no descartan que pueda ser también un efecto del aumento del nivel de los océanos y de la construcción de barreras artificiales en el litoral de diversos países.