Ourense tampoco tuvo ayer respiro. Nuevos incendios en el cinturón urbano prolongaron la alerta. Uno se declaró en A Rabaza y otro en matorral rozó el parque de Montealegre. Ni el parte oficial de la Xunta permitió un desahogo. Medio Rural daba por extinguidos al amanecer los dos grandes incendios que, el miércoles, sembraron el caos de forma simultánea al rodear decenas de casas en dos zonas enfrentadas a ambas márgenes del Miño, en Cudeiro, por un lado, y A Lonia, Velle y Sabadelle, por el otro.

Pese al estado de extinción, brigadas, vecinos y bomberos tuvieron que enfrentarse ayer, en el tercer día en alerta, a sucesivos rebrotes y nuevos focos en la zona. A mediodía incluso volvieron los aviones a descargar agua y retardantes.

Por otra parte, Vilamarín, a unos 20 kilómetros de Ourense, permanece en guardia desde el domingo pasado. El conductor de la motobomba del concello está literalmente instalado en las aldeas que bordean la OU-901 entre Cea y A Barrela, la vía por la que se extendió el reguero de focos que entre el domingo y el lunes devoraron 250 hectáreas y comprometieron varios pueblos. El alcalde, Amador Vázquez (PP), asegura que la Guardia Civil maneja indicios que podrían apuntar a un vecino de la zona.

Criticas

Trabajadores públicos del servicio de extinción de incendios, dependientes de la Xunta de Galicia, se concentraron ayer ante la delegación territorial en Ourense para reivindicar su profesionalidad y experiencia de más de 20 años frente a los contratados que aportan las empresas privadas de extinción y al "caos organizativo" en el dispositivo que atribuyen a la "mala gestión" y disparidad de medios que participan en él.

La conselleira de Medio Rural e do Mar, Rosa Quintana, defendió, sin embargo, que el dispositivo contra incendios está funcionando "rápido y bajo un mando único".