El Ministerio del Interior disponía de informes de sus servicios de información que apuntaban a un posible ataque de Resistencia Galega el día 25 de julio. Por ello, tras el accidente de tren la noche anterior "hizo saltar todas las alarmas" e incluso se barajó la posibilidad de un atentado, pero no se descartó ninguna autoría. "Santiago está en el punto de mira de RG y ETA por la presencia habitual de altos cargos del Estado y de los islamistas porque es un símbolo clave en la recuperación del Al Andalus", añaden fuentes de Interior.

Durante al menos una hora se activó en Santiago la llamada circular 50, un protocolo de atentado terrorista.