La familia que tenía billete hasta Pontedeume en el tren que descarriló el día 24 quedó destrozada ese día. Se trataba de un matrimonio y sus dos hijos. Ellas, la madre Lidia Martín, de 36 años, y su hija Daniela, fallecieron a causa de las heridas, mientras que ellos, el padre Rafael Recio y Yago, lograron salvar la vida, informa Efe. Todos residían en el municipio de Fene.

La pequeña, de dos años de edad, fue uno de los cuerpos que más tardó en ser identificado por la policía científica, que necesitó para ello pruebas de ADN.

Cuando se topó con ellos en el tren para revisar sus billetes, el interventor vio que se iban a bajar en Pontedume, penúltima parada del trayecto entre Madrid y Ferrol, adonde iba a buscarlos un familiar. Marugán llamó por iniciativa propia al maquinista para tratar de que el tren entrase por la vía derecha. Así evitaría que el matrimonio, con los niños y su equipaje, cruzase una vía para llegar a la estación.

Marugán preguntaba a Francisco José Garzón si el tren podía acceder, debido a su tamaño, a la citada vía más cercana al apeadero, si bien el acceso depende de que lo decida el centro de control, pues en Pontedeume no existe estación con personal.