Francisco José Garzón podría haber confundido la salida del túnel de Santiago con la de Marrozos cuando conducía el pasado miércoles el Alvia que descarriló en Angrois. Percibió su error tras salir del corredor y divisar las casas de la ya conocida como zona cero. Las conversaciones de la caja negra y la declaración del maquinista apuntan a un despiste y que pensaba que se encontraba en otro tramo. ¿Es fácil confundirse? Los maquinistas consultados que realizan el trayecto entre Ourense y Santiago coinciden: "Es posible, pero muy difícil".

El trazado entre ambas ciudades resulta una sucesión continua de viaductos y túneles. Los últimos nueve kilómetros cuentan con el túnel de Ardilleiro (725 metros), que da paso al viaducto sobre el río Sáramo, (1.400 m). Tras un par de kilómetros, el tren accede al túnel de Marrozos, de 1,2 kilómetros, y y atraviesa el impresionante viaducto do Eixo (1.225 metros de largo), previo al túnel de Santiago.

Desde la cabina se perciben a la derecha señales verticales que marcan el punto kilométrico por el que se debe circular a una velocidad determinada según consta en la hoja de itinerario que lleva consigo el maquinista. "Siempre vas atento aunque conoces el trazado. Tiene año y medio -la línea de AVE Ourense-Santiago se inauguró en diciembre de 2011-, hemos pasado muchas veces por ahí", apunta un maquinista.

Si la hoja de ruta y esas señales son insuficientes, existen más datos que aportan información. Uno es evidente: un cartel a la derecha de la vía, con letras verdes sobre blanco, que muestra el nombre de cada tramo: túnel de Marrozos, viaducto do Eixo, túnel de Santiago. "En ese punto es muy difícil confundirse, vienes de un túnel que sale a un viaducto largo. Lo normal es tomar esa referencia", apunta otro maquinista, que también confiesa que cada piloto se guía por "referencias en el paisaje". "Incluso cuando no diriges el tren y vas atrás, sabes donde estás por las curvas", añade. "Cada uno tenemos nuestras referencias. Puedes guiarte por una casa con una piscina, o un árbol o cosas así... más la hoja de itinerario, claro", comenta otro.

Las referencias paisajísticas, el paso por un viaducto como el de O Eixo y el mapa de itinerario dificultan una confusión, que, insisten los compañeros de Garzón, "siempre es posible". "Hay veces que puede ocurrir que pienses en tus cosas. Pudo ser eso lo que le pasó, pero es difícil", reflexiona.

A ello se añade un elemento clave: la baliza que introduce el sistema ASFA -de frenado manual a menos de 200 km/h- en el kilómetro 80,1, además en la entrada de Marrozos existe un semáforo que anuncia vía libre (verde), precaución (ámbar) o detención obligada (rojo).

La entrada a cada túnel, sin embargo, ofrece pocas pistas si no se mira al lado de la vía, pues las bocanas son estándar en los citados túneles.

También resulta difícil percibir características específicas del viaducto de O Eixo como la altura. "Desde la cabina no tienes perspectiva para verlo, percibes un poco al final, pero ya notas en cuál estás", prosigue este trabajador de Renfe.

La confusión habría provocado que Garzón empezase a frenar tres kilómetros más tarde de lo necesario. Cuando lo hizo apenas contaba con 100 metros antes de llegar al punto 84,230 donde debería circular a 80 km/h.

En ese momento, no existe un sistema que frene el tren si transita a menos de 200 km/h, pues el ASFA lo bloquea solo a partir de 201. Adif ha asegurado que revisará sus mecanismos de seguridad.