El maquinista del Alvia que descarriló a las puertas de Santiago, causando 79 muertos y 178 heridos, algunos en estado crítico, admitió en su declaración ante el juez Aláez que había confundido el tramo por el que circulaba con otro anterior. Francisco José Garzón atribuyó el trágico accidente a un "despiste", al pensar que el convoy transitaba a la salida del túnel de Marrozos, una zona que permite pasar a más de 190 kilómetros por hora, en lugar del de Santiago, en donde la limitación de velocidad se rebaja hasta los 80 km nada más salir del mismo. Al percatarse de su error, el conductor intentó "frenar" la máquina antes de abordar la curva de A Grandeira pero ya era "demasiado tarde" para evitar el descarrilamiento.

Tras escuchar su primera declaración de más de dos horas, en la que se mostró sereno y escueto, el juez le imputó 79 delitos de homicidio por imprudencia profesional y una pluralidad de delitos de lesiones. Pese a la acusación, lo dejó en libertad con cargos, al considerar que no había riesgo de fuga y que tampoco podría destruir pruebas. Además, le retiró el pasaporte y la licencia como maquinista. Sus propios compañeros daban por hecho ayer que esa inhabilitación será definitiva.

Las respuestas a las incógnitas que rodean a este accidente podrían empezar a conocerse hoy, cuando técnicos abran la caja negra que registra toda las comunicaciones mantenidas entre el maquinista y sus centros de control, las velocidades registradas antes del impacto y el funcionamiento del sistema de frenado, entre otros datos. Además, se está revisando el teléfono móvil de Garzón, por si en el momento del siniestro estaba hablando o incluso enviando mensajes.

Un primer atestado elaborado por la Policía concluye que el maquinista presionó todo el tiempo el pedal conocido como "hombre muerto", un dispositivo de seguridad que detiene automáticamente el tren en caso de que el conductor se desvanezca o se ausente de la cabina. Esto probaría que Garzón nunca abandonó su puesto al mando del Alvia.

De acuerdo con estos primeros datos, parece que el "despiste" de Garzón habría provocado un retraso de unos tres kilómetros en el momento de activar el freno. El túnel de Marrozos se encuentra entre los puntos kilométricos 80,6 y 81,9 y de él se sale al viaducto de O Eixo (km 82,1-83,3) a un máximo de 200 km/h. Ahí se empieza a frenar para llegar al túnel de Santiago (km 83,4-84,1) a 80 kilómetros por hora y enfilar la llamada curva de A Grandeira, que se empieza a tomar en el punto kilométrico 84,2. Ahí es donde descarriló el tren. Garzón habría pensado que todavía se encontraba en Marrozos, pero, de repente, vio al fondo Angrois y trató sin éxito de aminorar la marcha. "Es raro confundirse de tramo. Tenemos referencias e incluso por las curvas sabes donde te encuentras, incluso de noche", apunta un maquinista que realiza este trayecto habitualmente.

Uno de los dos vecinos de Angrois que socorrieron a Garzón tras el accidente, Evaristo Iglesias, revelaba ayer que el maquinista confesó su exceso de velocidad. "Dijo que venía demasiado rápido, que tenía que ir a 80 y no pudo, aunque frenó", explica que le contó. "Me quiero morir, decía", le dijo. Él y su vecino Julio tendrán que declarar ante el juez del caso.

Adif revisa la seguridad

Desde Adif informaron ayer que están revisando los protocolos de seguridad en los tramos de transición entre la alta velocidad y las líneas convencionales, no solo en el tramo donde se registró el descarrilamiento del tren en Santiago, sino en toda la red ferroviaria de España. En todo caso, advierten que esto no significa que se pueda achacar el siniestro a una falta de seguridad en la vía.