En diciembre de 2011 el Ministerio de Fomento celebró la apertura del tramo entre Ourense y Santiago como la ansiada llegada de la alta velocidad a Galicia, con la que conviven algunos tramos anclados en el siglo XX. El sistema de navegación que usan los maquinistas que conducen trenes como el Alvia que el miércoles pasado descarriló en Santiago también se encuentra en esa categoría. Las hojas de itinerario donde se detalla la velocidad máxima para cada tramo resultan apenas unos apuntes escritos que el conductor lleva consigo. Constituyen, junto al conocimiento de este, los únicos datos de que dispone, pues el panel de mando del vagón no ofrece esa información.

La hoja de ruta del tramo Ourense-Santiago por el que el miércoles circulaba Francisco José Garzón, reproducido en esta página, incluye varias columnas. En la de la derecha se indican los pasos por los que circula y, a su izquierda, la velocidad máxima para cada tramo.

Al abandonar Ourense, el tren circula a 105 kilómetros por hora hasta la bifurcación de Coto da Torre, que se pasa a cinco kilómetros por hora más durante 2,9 kilómetros. Ahí se produce un cambio característico de la vía y un acelerón. El "cambio de tensión" que recoge el documento indica el paso de una línea de 3.000 voltios de tensión en la catenaria a 25.000. Desde ahí hasta el kilómetro 82,230 el tren puede circular a 220 kilómetros por hora, si bien un poco antes de ese punto debe reducir a 200. "Al entrar a operar el ASFA no se puede superar esa velocidad porque el sistema frena el tren", apunta un maquinista que realiza esta ruta.

El cambio de velocidad está claramente indicado, pero no así la brusca modificación de trazado que se produce, pues se pasa de 80 kilómetros en línea recta a una curva "difícil", según este maquinista, tras pasar el túnel de Santiago y divisar Angrois a 300 metros.

A partir de ahí, justo donde se produjo el accidente, el tren debe circular a 80 km/h y reducir cinco kilómetros más al pasar la bifurcación de A Grandeira para entrar luego en la estación de Santiago de Compostela.

La capital gallega, según la hoja de itinerario de un Alvia como el accidentado, es abandonada con el convoy en aceleración hasta los 100 kilómetros hora para alcanzar de nuevo los 200 a partir del punto kilométrico 382. Solo se realizan dos cambios más. Desde Uxes (Arteixo) se circula a 190 y se reduce a 80 durante seis kilómetros para acceder a A Coruña.