"¿Cómo viene el catalán? ¿Con 10 minutos de retraso? Seguro que viene Garzón". Así se referían a veces sus compañeros cuando llegaba el tren a Galicia procedente de Barcelona a Francisco José Garzón, el maquinista que dirigía el Alvia que el miércoles se estrelló en Santiago provocando 78 muertos hasta el momento. Profesionales que realizan los mismos trayectos que él o lo conocen salen en defensa de su profesionalidad e insisten en no "demonizarlo ni culparlo" antes de que se conozca el contenido de la caja negra porque "un accidente así no se produce solo por un fallo humano, tiene que haber algo más".

Los maquinistas son un gremio callado por lo general, pero ayer, con nombre y apellidos o manteniendo el anonimato, varios de ellos relataron la fama de Garzón y mostraron hipótesis más allá del fallo humano. "No ha podido ser solo un fallo de él, debe de haber otra causa. Lo conozco desde 1982 y nunca ha tenido un expediente por exceso de velocidad porque no corría", sostiene Ángel Rodríguez, de UGT ferroviaria, que pide mesura en la condena pública para evitar escenas como la que vivió el jueves. En un bar de Ourense escuchó en la mesa de al lado a dos personas asegurando que "el maquinista había sufrido varios accidentes". "Me mordí la lengua. Por un comentario en Facebook no se puede criminalizarlo. Solo decía que iba a 200 km/h en un tramo donde se circula a esa velocidad", censura Rodríguez". "Tiene fama de honrado y prudente", comenta otro sobre él. "Es de los que no corría, muy, muy profesional", apunta otro. "

Aunque en privado algún maquinista reconoce que "un error lo comete cualquiera", todos sostienen que existe distancia "suficiente" entre el túnel de Marrozos y la curva en que descarriló el tren para frenar desde los 190 kilómetros por hora a que supuestamente circulaba, según su propio testimonio, a los 80 a que debía tomarla.

Estas fuentes niegan rotundamente que un maquinista sufra penalizaciones salariales si incumple los horarios previstos y descartan que Garzón circulase más rápido de lo debido para llegar a tiempo a la estación, si bien el Boletín Oficial del Estado (BOE) establece un apartado de productividad de 1.800 euros anuales. "Al contrario. Sufrimos inspecciones periódicas y aleatorias de las cajas negras. Si se comprueba que superamos el límite de velocidad que fija la hoja de ruta para un tramo nos sancionan. Te pueden suspender varios días de empleo y sueldo. Si hay reiteración incluso puedes irte a la calle. Yo cobro lo mismo llegue a la hora que llegue", explica un maquinista de Vigo que realiza a veces ese itinerario. "Además existe margen entre Santiago y A Coruña para ganar tiempo. Si llegase a la capital con diez minutos de retraso podría recuperarlos luego", añade.

Monfortino de nacimiento, Garzón ha dedicado toda su vida al tren. En su ciudad, muy vinculada al ferrocarril, comenzó su relación con este como ayudante "echando gasoil", según un compañero de aquella época. "Se fue a Barcelona seis o siete años, luego pasó dos en Madrid y ahora estaba en A Coruña, con su madre", añade. No tiene hijos, si bien sus progenitores y otros familiares estuvieron con él en el hospital tras el accidente, según confirma el secretario general del Sindicato de Maquinistas Ferroviarios (Semaf), Juan Jesús García.

Desde hace un año circula por la línea entre Madrid y Ferrol, en el que se incluye el primer tramo de alta velocidad abierto en Galicia en diciembre de 2010 entre Ourense y Santiago, conduciendo un Talgo S-250 adaptado para funcionar por vías electrificadas y convencionales. "Conoce la curva", apunta Manuel Mato, también maquinista. Por su parte, el presidente de Renfe, Julio Gómez-Pomar, lo corrobora gráficamente: "Por este punto pasan seis trenes diarios y este maquinista ha pasado 60 veces por ese punto. El conocimiento que tiene que tener de la línea es exhaustivo".

Todos los maquinistas con que ha hablado este diario reclaman presunción de inocencia para su compañero y solidaridad con la "carga" que soportará "toda la vida", en alusión a la sensación de saberse responsable del tren en el que han fallecido 78 personas. "Más allá de lo que diga la justicia, quizás todavía no se ha dado cuenta de lo que le ha pasado. Estará muy mal", cree un compañero de línea. "Está muy afectado, yo diría que todavía en shock", añade García, que lo visitó junto al asesor legal de Semaf en el hospital. "En ese estado no hay que hacerle caso, no sabe lo que dijo", indica Rodríguez.