"Para Mercé los alemanes no hablaban un idioma, no emitían palabras, más bien expresaban aquel fanatismo y brutalidad mediante 'ladridos'. Lo que hacían era 'ladrar': Grupos de SS...Ladrando insultos; (sic) el 'obermeister' ladra de tal manera que le puedo ver todas las muelas de oro y hasta la garganta (sic) los altavoces ladran en alemán" (De "El carreté dels gosos" de Mercedes Núñez). Este es un extracto de Guardianas nazis: el lado femenino del mal (Edaf), un libro de la periodista y escritora vallisoletana Mónica G. Álvarez en el que se denuncia a un grupo de mujeres, la mayor parte de ellas encargadas de vigilar a los presos de los campos de concentración nazis en la Segunda Guerra Mundial, que destacaron por su especial crueldad en el trato a los prisioneros.

En este libro, un auténtico best seller de este año que va ya por su quinta edición en castellano, algunos de los numerosísimos testimonios que ha manejado la autora para su investigación proceden de los escritos de Mercedes Núñez Targa, hija de padre gallego y madre catalana, nacida en Barcelona en 1911, y fallecida en Vigo el 4 de agosto de 1986. Sería en esta ciudad gallega donde Mercedes residiría gran parte de su vida después de las dos guerras de la primera mitad del siglo pasado, la española y la mundial, y donde también reside su hijo Pablo Iglesias Núñez. En Vigo tiene, además, una calle dedicada con su nombre desde el 7 de febrero de 2009.

Mercedes Núñez fue detenida por la Gestapo en 1944, siendo inmediatamente trasladada al campo de concentración de Saarbrücken primero, y al de Ravensbrück" después. Este último es uno de los campos de concentración más "famosos" del III Reich no solo por las torturas y ejecuciones que en él se practicaron, sino porque sus "internas" eran exclusivamente mujeres, la mayoría judías. Mercedes no era judía, pero sí una decidida adversaria de los nazis: no solo colaboraba clandestinamente con la Resistencia francesa sino que era comunista: en aquel momento, todavía, destacada dirigente del PCE en el exilio.

En Barcelona, a los 16 años, ya trabajaba como secretaria del poeta Pablo Neruda, en aquel entonces cónsul de Chile en la ciudad condal. En enero de 1939 intentó cruzar la frontera a Francia, pero fue capturada e ingresada en la cárcel de Betanzos. De ahí "pasaría a la Cárcel de las Ventas de Madrid, donde fue condenada a 12 años y un día por auxilio a la rebelión militar", relata Mónica G. Álvarez, quien añade: "No se sabe si por un error o por obra del destino, el General Juez del Juzgado de delitos de espionaje procesa la orden de su liberación y Mercedes es excarcelada el 21 de enero de 1942. A partir de ese momento, comienza una vorágine: primero huye a Francia, donde pasa un tiempo en el campo de internamiento de Argelés; después se convierte en parte activa de la Resistencia". De su estadía tanto en Argelés, como en Saarbrücken y Ravensbrück, Núñez Targa dejó unos escritos que, reunidos por su hijo, Pablo Iglesias, tomaron forma de libro, el titulado Destinada al crematorio (Renacimiento) publicado en 2011, es decir, 25 años después de su muerte. Y es que, si algo tuvo claro esta viguesa, es que, como ella escribió y hogaño recoge Mónica G. Álvarez en Guardianas nazis, "escribo porque se tiene que contar, aunque no sepa demasiado, con mi vocabulario empobrecido por el auxilio; porque no se trata de hacer una obra literaria, sino de decir la verdad". Basándose en el legado de Mercedes, escribe a su vez Mónica G. Álvarez: "La prisionera española, perpleja ante los acontecimientos que allí se sucedían, no daba crédito a cómo los nazis mantenían a las presas durante horas y horas totalmente desnudas, exponiéndolas en público mientras se mofaban de ellas y las maltrataban. La respuesta de Mercé era permanecer impertérrita. Cuando alguna de las supervisoras la miraba no tenía vergüenza de verme desnuda en su presencia, como si fuese un perro más o una piedra. Es el momento en que termino por excluirlos de la comunidad humana. Para mí son bípedos y basta".

Sin embargo, calladamente, Mercedes, destinada en el complejo metalúgico HASAG donde fabricaban obuses, hacía todo lo que podía por sabotear la producción: "Muy concienzudamente -escribió- me harto de enviar al desguace obuses buenos, de dar como perfectos los defectuosos y enviar a desbarbar los que tienen medidas correctas. Tenemos que recordar que cada obús inutilizado son vidas de los nuestros ahorradas".

A pesar de su firme apariencia, su salud, no obstante, estaba bastante deteriorada, pero tenía que disimular porque, en Ravensbrück, a las mujeres enfermas se las enviaba directamente al crematorio. Cuando ya no podía aguantar más, a comienzos de abril de 1945, y aquejada de una hemorragia en el aparato respiratorio, fue ingresada en el Schoenenfeld, la antesala de la cámara de gas. Pero tuvo suerte: el mismo día en que iba a ser gaseada, el 14 de ese mes, las tropas aliadas llegaban a las instalaciones.

Se salvó por los pelos pero, en lugar de volver a casa, dedicó el resto de sus días en tomar parte en propagar la verdad sobre todo lo que había visto y sufrido junto a tantos miles de personas en los campos nazis. Denunció a sus torturadoras así como a altos caros del III Reich en la Francia ocupada actuando como testigo de cargo en los procesos. Uno de los juicios más conocidos en los participó fue el que se le efectuó el 27 de julio de 1945 en el Palacio de Justicia de Carcasone a René Bach, el siniestro personaje que la había interrogado cuando fue detenida por la Gestapo.

Las flores del mal

Llega un momento, en la lectura de Guardianas nazis, en que uno tiene la necesidad de detenerse: es tal el cúmulo de horrores denunciados por Mónica G. Álvarez que semeja inversosímil de creer... y sin embargo todos ellos fueron confirmados, aunque paradójicamente no todos probados en los juicios a los que fueron sometidas estas mujeres entregadas a la causa del III Reich. La periodista destaca en su libro a una veintena de mujeres:a siete de ellas las incluye en el apartado Las arcángeles del terror y a doce en Las apóstoles del Reich. Cada capítulo se abre con una "ficha" de este estilo:

-Nombre: María Mandel

-Apodo: "La Bestia"

-Puesto: SS Oberaufsherin en Ravensbrück y SS-Lagerführeirin en Auschwitz

-Tortura preferida: Flagelaciones y patadas en el abdomen y la cara.

-Número de asesinatos: 500.000 mujeres judías, gitanas y prisioneras políticas.

-Condenada a muerte en la horca.

Por el campo de concentración de Ravensbrück, donde estuvo presa Mercedes Núñez, pasaron un buen número de estas "guardianas", personajes como el que figura en la ficha anterior; o como Hertha Bothe, apodada "La Sádica", acusada de la ejecución de "50 a 150 crímenes por día", y cuya tortura preferida era "dar latigazos, golpear con un palo de madera y disparar a sangre fría"; Dorothea Binz, alias "La Binz" y "Theodora"; acusada de ser responsable de la muerte de cerca de 100.000 presonas, la mayoría mujeres y niños; Hermine Braunsteiner, alias "La Yegua", aficionada a "propinar patadas a modo de coces y fustigar con un látigo en el rostro de los reos"; Hildegard Neumann, que "ayudó a asesinar a cerca de 50.000 personas" y gustaba de aplicar "flagelaciones y latigazos"; Ruth Closius Neudeck, cuya debilidad era "acuchillar en los brazos y en la cara de las víctimas, patearles en la cabeza, flagelaciones y disparos a bocajarro"; Hertha Ehler, entre cuyo repertorio se encontraba "golpear ferozmente a las reclusas y tirarles de los pelos" pero que quedó en libertad tras el juicio al que fue sometida, cosa que no ocurrió con Ruht Elfriede Hildner, condenada a morir en la horca, quien se divertía "apaleando ferozmente con su vara".

Parece como si todas estas mujeres hubiesen rivalizado en crueldad, aunque, si nos guiamos por la elegida por Mónica G. Álvarez para abrir su libro, debemos detenernos en la figura de Ilse Koch:

-Nombre real: Margarete Ilse Köhler.

-Apodos: La Zorra, La Perra, la Bruja.

-Puesto: Civil y esposa del comandante del campo de concentración de Buchenwald, Karl Koch.

-Tortura preferida: Ordenar extirpar la piel humana tatuada para fabricar lámparas.

-Asesinatos: 5.000 prisioneros aproximadamente.

-Condena: Cadena perpetua con trabajos forzados.