"Nos preguntaron por todo: cuánto costó el menú, las flores, el número de invitados, el precio de las alianzas, si hicimos obras en la cocina o el baño... Al final te sientes cohibido". Hace ya más de un mes que Juan y María -nombres ficticios para una pareja de gallegos casados en 2011- recibieron la visita del inspector de Hacienda; pero sus palabras rezuman aún indignación cada vez que lo recuerdan.

En abril un responsable de la Agencia Tributaria llamó a su puerta. Se identificó y les entregó una notificación para que -en el plazo de diez días bajo riesgo de sanción- facilitasen facturas, recibos, el nombre del restaurante, la floristería... Todo. No les resultó sencillo. Los casi dos años que distan desde que se dieron el "sí quiero" convirtió la búsqueda de papeles en un auténtico reto. Primero enviaron un cuestionario. Poco después, y a medida que iban aflorando los papeles desde los fondos de cajón y las carpetas olvidadas, reenviaron por "email" otro texto.

"En algunos datos nos equivocamos, pero es que resulta muy complicado evitarlo. Hay cosas que no recuerdas", explica María con evidente malestar. Durante su visita a la modista que le diseñó el traje averiguó que no era la única. "Me comentaron otros casos parecidos", recuerda. En el suyo en concreto, además del contenido, le molestaron las formas. "El inspector se presentó en nuestra casa y nos dijo que, si no le atendíamos, tendríamos que dirigirnos a las oficinas de Hacienda", resalta esta joven.

No fue lo único que le hizo saltar las alarmas. El representante de la Agencia Tributaria llevaba consigo copias de aportaciones que María había hecho en chats sobre bodas y donde ya se desgranaban, en parte, los profesionales que la habían atendido. "Es frecuente que antes de la ceremonia te asesores en los foros; me asustó un poco que tuviesen comentarios míos", apunta.

El inspector, asegura María, les aseguró también que la revisión pormenorizada de bodas no es algo nuevo. No al menos a nivel nacional. "Comentó que ya lo habían hecho en otras comunidades autónomas y les había dado muy buenos resultados; también nos dijo que no nos preocupásemos, que no iban a por nosotros ni nada parecido... que simplemente estaban buscando un mayor control", rememora.

Un mes después de la visita a María le sigue sorprendiendo la minuciosidad del cuestionario. "Llama la atención que te pregunten incluso por las obras en la cocina o el baño", anota. Otros gastos no son tan llamativos pero, comparte, resulta complicado justificarlos porque se pagan por partes y no se conservan las facturas. A ella le ocurrió, por ejemplo, con algunos de los servicios.