Hace seis años, cuando aún no arreciaba la crisis, Galicia solo tenía aparcadas y sin incluir en los presupuestos 53,9 millones. A cierre de 2012, el saldo se ha multiplicado por tres y alcanza los 224 millones y eso a pesar del esfuerzo que la titular de Facenda, Elena Muñoz, hizo el año pasado en abonar facturas pendientes habilitando una partida de 195 millones para rebajar su saldo pendiente.

El problema es que la Xunta disparó el volumen de facturas no reconocidas entre 2010 y 2011, coincidiendo con la etapa de Marta Fernández Currás como conselleira de Facenda, que ocupó este cargo hasta que fue nombrada secretaria de Estado de Presupuestos en diciembre de 2011. Cuando llegó a la Consellería de Facenda se encontró acumuladas en el cajón facturas por valor de 45 millones. En los dos años anteriores, de hecho, el bipartito fue reduciendo el saldo de impagos extrapresupuesarios desde los 53,9 millones de 2007.

Sin embargo, en 2010 la crisis ya constreñía las finanzas públicas y la reducción del déficit se convirtió en el caballo de batalla. El departamento de Currás recurrió a aparcar facturas: 25 millones ese año que se sumaron a las que ya se acumulaban de otros ejercicios elevando el saldo final a 70,7 millones.

Pero el grueso de los recibos no reconocidos que ahora arrastra la comunidad autónoma proceden de 2011. Solo en ese año se aplazaron de golpe 349 millones de euros y de repente la cuenta 413 subió hasta los 420 millones de euros.

Galicia ha sido además la comunidad donde más han aumentado las facturas extrapresupuestarias desde 2009, con la excepción de Cataluña, Murcia y La Rioja, que partían de cero euros.