Las desapariciones más preocupantes para las fuerzas de seguridad son las de mujeres jóvenes. "Detrás suele haber delitos de tipo sexual y suelen acabar en homicidio", precisan. Por desgracia es algo que vivieron en carne propia las familias de las últimas jóvenes desaparecidas en Vigo y su entorno tras varios días de búsqueda con vecinos y familiares.

Déborah Fernández Cervera desapareció el 30 de abril de 2002 cuando se dirigía su casa tras correr en la viguesa playa de Samil. Tenía 22 años. Diez días después su cadáver aparecía en una cuneta de O Rosal. Dos años después se repetía la tragedia en Vigo con Sara Alonso de 24 años. Desapareció el 18 de septiembre 2004 y tres semanas después su cadáver aparecía en Cabo Estay. El último caso tuvo lugar en Baiona. Águeda González Portela, de 21 años, desapareció el 11 de enero de 2006. Diez días después se hallaba su cuerpo sin vida.

Ninguna de ellas se fue voluntariamente, como aseguraban su familias desde el primer momento. Los homicidas de Águeda y Sara fueron detenidos a raíz de las investigaciones policiales y juzgados y condenados. Actualmente están en prisión. Un consuelo que la madre de Déborah no ha conseguido. El caso sigue abierto policialmente, pero sin detenidos. La familia exige saber qué ocurrió y quién acompañaba a la joven.