Hasta esta misma tarde, el FROB deja la puerta abierta a la llegada de ofertas en firme para hacerse con el Banco Gallego, nacionalizado el pasado 16 de marzo tras una inyección pública de 80 millones de euros durante la operación acordeón impulsada para la limpieza de su balance y que redujo a cero la participación de todo el anterior accionariado. Una carrera con tres posibles ganadores, el Sabadell, el portugués Espírito Santo y el venezolano Banesco. Los que ya hace un mes transmitieron al organismo su interés en la operación para poder analizar a fondo las cuentas y el cuaderno de venta confeccionado por Mediobanca. De todos, en el sector hay uno al que se mira con especial interés, el que parte como favorito en todas las quinielas. El grupo catalán. Porque es un auténtico veterano en los movimientos corporativos y porque permitiría una solución doméstica al canje de las preferentes de la entidad presidida por Juan Manuel Urgoiti, colocadas al completo entre inversores institucionales. Sin que, en todo caso, acabe de disiparse la sombra de una puja desierta.

"Nadie está dispuesto a regalar ni un solo euro tal y como están las cosas", sostienen fuentes cercanas al proceso. En una referencia clara a ambas partes. La suspensión reciente de la subasta de CatalunyaBanc ante las bajas propuestas planteadas por Santander, Sabadell, Popular y BBVA fue una auténtica declaración de intenciones del FROB para las privatizaciones de las nacionalizadas. Y los bancos advierten que la digestión de una entidad con problemas pasa factura en un escenario económico que sigue sin aclararse.

O hay una sorpresa de última hora, o hoy no se conocerá el resultado. Hay hasta el 30 de abril de margen para analizar las ofertas que lleguen. Eso sí. Todo apunta a que la próxima semana pueda haber novedades, con el objetivo, como reconoció el director general del FROB, de que el resultado sea al menos "ligeramente positivo".

El lastre del ladrillo y el endurecimiento de las provisiones con los dos decretos del Ministerio de Economía previos a la petición del rescate financiero a Bruselas dejaron al Gallego en una delicadísima situación. La proyección del impacto de la limpieza de los activos inmobiliarios hasta noviembre que la cúpula de la antigua participada de Novagalicia llevó al consejo extraordinario que abrió el camino a la nacionalización recogía unas pérdidas de 275,6 millones de euros y un déficit patrimonial de 9,127 millones. Pero los números rojos alcanzaron realmente, ya al cierre de 2012, los 386,46 millones de euros y un patrimonio neto negativo de 134 millones, según la información oficial, que acaba de publicar la patronal bancaria.

La dotación a provisiones suma 28 millones y hay 415,5 millones más en saneamiento por las pérdidas en activos financieros. De hecho, el resultado antes de impuestos es de -531,6 millones. El recorte de las pérdidas hasta los 386 millones se debe al efecto fiscal.

Como paso previo al auxilio del FROB, el banco reunió a su consejo a finales de enero. Una cita polémica, con reproches de parte de los socios, ante la pérdida de su capital. NCG era dueño del 49%; un 11,58% estaba en manos de Epifanio Campo; Javier Ungría contaba con otro 11,48%; un 7,41% el propio Urgoiti; un 3,13% de BNP Paribas; un 3,65% de Ramón Bahamonde Santiso; y un 2,46% del imperio Inditex.

Algunos de ellos han recurrido la operación acordeón ante los tribunales, pese a que el FROB advirtió desde ese mismo momento que la ley le amparaba para cargar las pérdidas del banco en los accionistas como primer paso y la venta también de su participación con o sin el consentimiento ajeno. Lo que definitivamente echó para atrás cualquier opción de que el núcleo duro acudiera a la ampliación de capital. El 15 de marzo finalizó, con 80 millones del FROB, hoy propietario del 99,95% del Banco Gallego, y 42.148 euros de pequeños accionistas.

Al igual que ocurrió con el Banco de Valencia, el Banco Central Europeo cerró el grifo de financiación al grupo en marzo. El supervisor español le concedió entonces "una provisión especial de liquidez" de 800 millones, que, junto con sus activos líquidos, aseguran "plenamente" la "operativa normal".

Los 200 millones de euros que acumula en híbridos de capital, con un descuento medio, según las estimaciones del FROB, del 50%, tienen mucho que ver con que el Sabadell esté mejor posicionado. Tras la quita, los tenedores recibirán acciones, que, si fueran del banco catalán, les permitiría estar en una empresa cotizada española, con la correspondiente proximidad para la venta en el mercado. La entidad liderada por Josep Oliu tiene Galicia entre ceja y ceja desde hace mucho tiempo, y acaba de crear dos direcciones territoriales en el sur y el norte de la comunidad de la mano de un plan de crecimiento a largo plazo con medio centenar de oficinas.

El interés del BES por el territorio gallego es también rotundo. De hecho, los contactos para la adquisición del Banco Gallego se remontan a antes de la fusión de cajas, aunque la negociación se enfrió durante mucho tiempo. Su máximo responsable, Ricardo Salgado, no disimula públicamente que la operación entra en sus planes.

Banesco, el primer banco privado venezonalo, tiene una pica aquí con la entrada como accionista mayoritario del Etcheverría, el 70%, al que preveía duplicar su tamaño en tres años con una inversión de 10 millones.