El presidente de la Sociedad Gallega de Historia Natural ha realizado un seguimiento puntual de cómo ha evolucionado el parque de As Fragas do Eume tras el incendio de hace un año. Aunque apuesta por intervenir en determinados casos, Serafín González considera que "hay que dejar que el ecosistema se recupere por sí solo".

-Un año después, ¿se sabe cuáles son los efectos reales del incendio?

-En la mayor parte de la superficie quemada el fuego fue rápido y poco severo para el suelo.

-Entonces fue menos agresivo de lo que se preveía.

-En general, fue un fuego de poca severidad. En las zonas de arbolado caducifóleo, de fraga, las llamas consumieron la hojarasca y quemaron el sotobosque, pero en general afectó poco a las copas lo que permitió que, al salir las hojas nuevas, actuaran de paraguas del suelo. Los daños al arbolado caducifóleo fueron relativamente bajos y en el suelo hubo una severidad baja.

-Aunque en otros lugares el suelo sí que sufrió...

-En algunas de las zonas en las que la severidad fue baja, por ejemplo en la zona de A Capela donde está la antigua central eléctrica, el daño en el suelo no fue muy alto, pero como hay mucha pendiente y llovió bastante después del incendio hubo arrastre de toda la ceniza.

-¿Eso qué supuso?

-El suelo se empobreció de nutrientes. Aunque en esa zona las copas no se dañaron y el fuego quemó, sobre todo, la hojarasca, llovió muy fuerte, la pendiente del terreno era muy elevada y arrastró parte de las cenizas.

-¿Es necesaria la intervención para regenerar ese suelo?

-Si sólo se produjera este incendio y no hubiera más, que sería lo grave, probablemente lo mejor sería no hacer nada y dejar que el ecosistema se recupere por sí solo. Va a tardar un poco, pero tiene capacidad para hacerlo. El problema sería si vuelve a haber más incendios en la zona. Lo más prudente es no hacer nada. Debería ser capaz de recuperarse.

-Pero hubo zonas en las que el fuego fue más intenso.

-En el margen izquierdo, en la zona de A Ferradura, donde saltó el fuego de una ladera a otra y quemó una zona de fraga, la intensidad del fuego fue mayor. Es una zona no muy grande, de cuatro o cinco hectáreas, en la que el fuego mató la vegetación de robles y castaños. Estuvimos hace poco y no habían rebrotado.

-¿Es necesaria la plantación de nuevos árboles?

-No, puesto que la fraga se conservó, aunque se haya perdido el banco de semillas que había. Como los árboles no han muerto, sino es este año, será el siguiente, volverán a generar semillas. Únicamente en esa zona de fraga en la que murió la vegetación arbórea quizá sí que sea necesario una plantación puntual de árboles, pero puntualmente. En el resto no.

-¿A medio o a largo plazo qué consecuencias tendrá el incendio?

-En un margen de tres a cinco años la zona de fraga, que es la que menos sufrió el impacto del fuego, estará más recuperada. Esto ocurrirá excepto en esa zona de A Ferradura donde se murieron los árboles y por lo tanto si teníamos unos árboles de 50 años tardaremos otros 50 en tenerlos del mismo tamaño.

-¿Y la madera quemada? ¿Hay que recogerla?

-Que no se hayan retirados los árboles quemados es favorable porque si hubiese entrado maquinaria en un suelo recién quemado hubiera sido mucho peor. Ahora dejar toda esa madera quemada, que puede ser una fuente de plagas y más material seco para alimentar otro fuego, no sería lo mejor.

-¿Entonces?

-Lo que habría que hacer es retirarlo de la manera más cuidadosa posible. Es un suelo con mucha pendiente y habría que evitar abrir nuevas pistas y arrastrar demasiado la madera. Habría que sacarlo de la manera menos invasiva y que no supusiera pisotear el suelo con maquinara pesada ni arrastrarla, porque además dañaría la vegetación que se está regenerando.