A sus 51 años, Xosé Lois Agrasar, licenciado en Económicas, se muestra resignado y pesimista sobre su futuro. Es uno de los 19 trabajadores con contrato de personal laboral fijo de la Consellería de Traballo que sabe que su plaza será "amortizada", es decir, perderá su empleo, al que accedió en 2006 a través de un contrato de obra que una sentencia judicial convirtió en fijo. "Es paradójico que se produzcan estos despidos en esta consellería. Supuestamente yo trabajo para comprobar que las subvenciones a las empresas para contratar se ajustan a las normas", se resigna este residente en Pontevedra pero trabajador en Vigo. "No tengo hijos ni hipoteca", añade para destacar la falta de unas cargas que sí tienen muchos de sus compañeros.

-¿Qué sintió cuando le comunicaron que será despedido?

-Todavía no tenemos comunicación oficial. Todos los indefinidos entramos en la administración con sentencia y no pudimos acogernos a los procesos de consolidación. Nuestras plazas serán amortizadas. Creo que esto es un pequeño ERE, un ensayo para ver la resistencia entre el personal laboral. Seguirán con un ERE fuerte en la Xunta y le entregarán la mayor parte de la administración a las empresas privadas, con casos como el servicio de desempleo.

-Su plaza ya no está dotada de fondos en los presupuestos autonómicos de 2013. ¿Qué expectativas laborales maneja cuando le comuniquen su despido?

-Pues muy malas. Soy economista y la cosa está mal. En el sector de la banca hay miles de despidos, como en el caso de NCG, donde muchos son economistas. Hay una competencia feroz. A lo mejor me queda emigrar, pero a qué sitio... Parece que en Noruega o Alemania tampoco es tan fácil como parece, solo para unos pocos acaba bien. No sé qué hacer.