Como se esperaba, solo el Estado, a través de Novagalicia -de la que controla la totalidad del capital- y un minúsculo grupo de pequeños accionistas han acudido a la ampliación de capital del Banco Gallego, que pasa a estar nacionalizado en un 99,95%, tras la inyección de fondos públicos. El FROB ya adelantó en la convocatoria de la operación que aportaría 80 millones de euros. Y así lo acaba de confirmar el grupo presidido por Juan Manuel Urgoiti a la Comisión Nacional del Mercado de Valores.

En la misma notificación, Banco Gallego anuncia que el Banco Central Europeo le ha cerrado el grifo de su financiación, que le aportó hasta el pasado diciembre 860 millones. Para que pueda seguir con su actividad, el Banco de España le ha concedido “una provisión especial de liquidez” por una cantidad parecida, de 800. Los activos líquidos, según los responsables de la entidad que el FROB tiene en subasta, suman 1.300 millones, con lo que junto con sus otros colchones de fondos “queda plenamente asegurada la operativa normal con clientes, depositantes y otros acreedores”.

Sabadell, el venezolano Banesco -que acaba de hacerse con la mayoría del capital en el Etchevarría para aterrizar en el sistema financiero español- y el Banco Espírito Santo están interesados en la compra del Gallego. El 5 de abril acaba el plazo para la presentación de ofertas definitivas. La operación acordeón ejecutada tras superar los 200 millones de pérdidas por el lastre del ladrillo hasta el pasado noviembre y un déficit patrimonial de algo más de 9 millones dejaron a cero la presencia de los principales accionistas hasta ese momento: el propio Urgoiti (7,41%), Javier Ungría (11,48%), BNP Paribas (3,313%), Epifanio Campo (11,58%), Ramón Bahamonde (3,65%) e Inditex (2,46%).