EVO ultima su auditoría, "sin prisa" para la venta, y prevé ser rentable en 2014

Un año justo después del lanzamiento, EVO afronta un camino muy diferente al que en principio diseñó Novagalicia para la marca exterior, aunque lo cierto es que tanto el presidente, José María Castellano, como el consejero delegado, César González-Bueno, desde el principio abrieron la puerta a que la reorganización de las sucursales foráneas para frenar sus elevados números rojos acabara en otras manos. La nacionalización al completo del banco tras la inyección de 5.425 millones de euros del préstamo europeo y los correspondientes, y profundos, ajustes que impone Bruselas colocan esa operación como obligatoria. Antes de que finalice 2014. Por eso EVO está ya inmersa en un auditoría interna de la que saldrá su cuaderno de venta. En unos dos meses, aproximadamente, aunque su director general insiste en que "no hay prisa".

"Creemos que sí hay interes inicial, pero es pronto para decirlo. No tenemos prisa. Lo importante es conseguir el retorno del capital público que se nos ha inyectado", aseguraba José Luis Abelleira ayer en una presentación en Madrid, con motivo de ese primer aniversario de la marca, con estos momentos 216.000 clientes.

En un claro intento de sacar brillo a la parte del negocio que más quebraderos de cabeza levantó -sobre todo por el lastre del ladrillo, la red de fuera de Galicia acumuló en 2011 pérdidas de 551 millones de euros, frente al beneficio de 242 en el territorio doméstico del grupo-, NCG está a punto de completar el ajuste de EVO a 80 sucursales. Este mismo mes quedará listo, con 80 oficinas de apoyo para una actividad orientada sobre todo a la banca a distancia, 685 millones de euros de inversión, básicamente hipotecas heredadas de la etapa anterior -próximamente se lanzará un catálogo de préstamos para vivienda que "complete" el servicio al cliente-, y 1.541 millones de ahorro. La mora de la marca, según reveló ayer Abelleira, está en el 0,2%. La gestión diferenciada de EVO ahorró a NCG 40 millones de los que ocho millones, un 20%, se gastaron en publicidad. Una cifra que hasta ahora no había trascendido.

Con el redimensionamiento de la marca, el cierre de oficinas asciende a 200 y 400 los trabajadores -son ahora 615-, una de las principales patas de la búsqueda de la sostenibilidad en la red exterior. EVO trabaja a medio plazo pese a lo constreñido del calendario con las desinversiones y prevé duplicar clientela en dos años. La actividad será rentable, según el director general, "en el primer semestre" del próximo 2014.

Así que el objetivo mientras no se formalice la venta es, precisamente, prepararla. "Estamos en un momento muy incipiente", insiste José Luis Abelleira, reacio a detallar "qué tipo de inversor" podría estar interesado. "Es difícil saberlo. EVO es pequeño, pero tiene potencia y eso nos da atractivo", añade. En todo caso, como propietario que es al 100% de Novagalicia, donde se integra la marca, será el FROB, asegura, el que decidirá exactamente cuándo llevar a cabo la operación. "El proceso formal se abrirá dentro de unos meses, cuando concluya la auditoría, pero no quiere decir que lo vendamos en ese momento. No es malvender, es conseguir el máximo valor", sostiene. Por esa misma razón, tampoco hay urgencia en pedir la ficha bancaria para darle a EVO una personalidad jurídica propia. Eso, afirman en NCG, dependerá mucho del posible comprador.