A escasos metros del lugar de la explosión, en la Casa do Concello, están encerrados desde hace tres meses los afectados por el fraude de las participaciones preferentes. A pesar del "cabreo creciente" que manifiestan sentir ante la dificultad de recuperar sus ahorros, rechazaron cualquier vínculo con el atentado a la sucursal. "No hay ninguna relación, no somos un comando, algo así no se nos ocurriría", declaró uno de los afectados en el turno de encierro ayer por la mañana en O Rosal. "Los de la noche no nos comentaron nada", dijo. Aunque debieron escuchar el ruido pudieron confundirlo, como otros vecinos, con un trueno durante el temporal.

"Fuimos estafados y estamos al límite de la paciencia, pero parece que alguien se está aprovechando de nuestra situación", indicó otro de los encerrados. Lo que exigen es una solución inmediata, porque entre ellos hay "gente desesperada y en situaciones de pena".