La firma es del 24, día dedicado a la figura de Rosalía de Castro, si bien la misiva llegó a cada uno de los 27 académicos que componen el pleno de la Real Academia Galega (RAG) el 25. Era la carta del presidente de la institución presentando su renuncia, a un año de agotar mandato, y desvinculándose de la institución dejando su sillón libre para otro posible numerario. En el "sorprendente e inesperado" escrito, el intelectual gallego explicaba como principal motivo de su salida prematura que algunos académicos, "unidos a personas externas" le hicieron sentir "que non tiña sitio na RAG", una situación que le llevó a pensar dónde debe estar y dónde debe no estar "nos poucos días que restan de vida". Acababa la carta con un "¡Viva Galicia ceibe!" y "¡Viva e floreza a Academia Galega!".

Y con la carta de Xosé Luis Mández Ferrín se abría la caja de los truenos. Su renuncia y sus palabras derivaron en un cruce de acusaciones, interpretaciones y sospechas de lo que pasaba últimamente dentro de las cuatro paredes de la Rúa Tabernas, 11, con algún que otro momento de tensión que no había trascendido. Viejas y nuevas diferencias de la casa de la RAG saltaron a la luz pública, lo que dejó entrever una especie de guerra o fractura interna. La mayor parte de los académicos, días después, aseguran que la reacción ha sido "desproporcionada e esaxerada".

Hubo un cruce de críticas, con el recuerdo de antiguas batallas, por parte de las "distintas sensibilidades representadas na Academia". Precisamente ese pluralismo de ideas es al que aluden la mayoría de los numerarios que ya se han pronunciado para que el autor de Percival e outras historias agote su mandato y siga ocupando su sillón en el pleno, "xa non só por el, senón polo futuro da institución, porque non pode quedar dividida, fracturada así; temos que calmarnos e que as augas volvan ao rego".

Pero, ¿qué ocurrió exactamente para destaparse este mar de fondo y abrirse esta herida? Las acusaciones de "nepotismo" y el uso de un Audi a Méndez Ferrín publicadas por el ABC y que pululaban días después por las redes sembraron parte del mal ambiente en Tabernas. La tensión se palparía finalmente en un plenario en el que se pidieron ("por primera vez e nese tono") las cuentas de la institución. Sería en ese encuentro en el que Ferrín notaría en falta el apoyo esperado en académicos. Además, salió elegida en votación para entrar en Tabernas Fina Casalderrey, en lugar de Chus Pato, que había sido su propuesta. "Iso foi moi importante na súa decisión porque, ademáis do tono explicativo esixido, notou a falta de apoios", explicaban esta semana sus fieles. Otra de las gotas que colmaría la paciencia del escritor de Arraianos serían las declaraciones del secretario de la RAG, Xosé Luis Axeitos Agrelo, que culpó al Instituto da Lingua Galega (ILG) y al Consello da Cultura Galega (CCG) de querer "colonizar" la RAG.

Los más próximos a Ferrín expresaron incluso que podría haber una "conspiración" contra el presidente por parte de académicos vinculados al ILG y al CCG, "que pretenden buscar relevo para Ferrín e podería ser unha muller, como Rosario Álvarez", presidenta del ILG y próxima al grupo de los "piñeiristas". Precisamente ayer Álvarez negaba tener afán alguno de presidir la RAG. Para Álvarez, el desenlace de esta batalla ha sido "desproporcionado", según la académica, tal y como antes habían expresado Víctor Freixanes, Henrique Monteagudo y más tímidamente Ramón Villares, presidente del CCG: solo se pidió conocer las cuentas y explicaciones a lo que se estaba escuchando en la calle sobre la contratación de la hija de Ferrín y de otros familiares de miembros de la directiva. "Non se pediu, para nada, a súa dimisión", apuntaron. Álvarez expresó que debe continuar. Darío Xohán Cabana y Francisco Fernández Rei defienderon desde un principio la continuidad de Ferrín, admitiendo diferencias con miembros del ILG y del CCG. Manuel Rivas planteó la solución: pedir formalente a Ferrín en el próximo plenario su continuidad al menos este año, por el bien de la RAG.