Viernes por la tarde. Leo en Faro de Vigo dos noticias relacionadas. La primera advierte que Galicia recorta 260 millones el déficit y cierra 2012 como la sexta región con menos "números rojos". El desajuste en Galicia se sitúa en el 1,19% del PIB, tres décimas por debajo del límite establecido para las autonomías. Un límite doblemente estricto para Galicia. Porque el reparto entre niveles de administración es injusto con las autonomías y porque para las CC AA deberían fijarse objetivos en función del tamaño de su presupuesto y no del PIB regional: la fuerte nivelación interterritorial en el sistema de financiación autonómico de régimen común hace que los recursos de cada administración autonómica tengan poco que ver con el PIB regional y mucho con su población y otros factores correctores del coste de los servicios. De hecho, esto ha sido una queja formulada reiteradamente desde Cataluña (El lector interesado puede descargar la siguiente publicación del departamento de Economía Aplicada de la Universidad de Vigo: http://webs.uvigo.es/x06/Documentos_de_traballo.html?file=tl_files/aplicada/documentos/WP1207.pdf). La noticia incluye además una referencia a los planes del ministro para 2013: "Montoro descarta más medidas este año que agudicen la recesión".

La segunda noticia tiene que ver con la macroeconomía gallega. El desplome récord del consumo y del gasto público hundió el PIB gallego un 1,2% el pasado año. Es decir, que con menos ajuste fiscal hubiésemos tenido más PIB y menos paro. Si en vez de finalizar el ejercicio 2012 en el -1,19% lo hubiésemos hecho en el -1,49% seguiríamos cumpliendo el objetivo, pero el PIB habría caído menos y, por tanto, estaríamos mejor. Teniendo en cuenta lo advertido antes sobre que el objetivo es excesivamente ambicioso para una comunidad como Galicia, lo razonable hubiese sido que se ajustase de forma más precisa al límite máximo, que se hubiese agotado el margen disponible.

A partir de ahí, los presupuestos de la Xunta de Galicia para 2013 chocan con los planes de Montoro para España. Aquí se vuelven a ajustar las tuercas; se reduce de nuevo el gasto; se contribuye a agravar la recesión; se acepta acríticamente el reparto de los objetivos del déficit entre niveles de gobierno y entre las propias Comunidades Autónomas, aun cuando sabemos hoy que Bruselas va a revisar al alza el objetivo de déficit público de España para 2013. En definitiva, nos convertimos en amantes del déficit cero sin que parezca importar lo demás. Una visión unidimensional y limitada.