Además de dar detalles sobre las relaciones "sentimentales" y "sexuales" que se vivían en el entorno de la Catedral, el autor confeso del robo del Códice denuncia el expolio que se hacía de las ofrendas que llegaban al templo.

"Metían la mano en la bolsa y sacaban dinero. Eso lo ví yo", denuncia en el escrito presentado ante el titular del juzgado número 2 de Santiago, en alusión al aprovechamiento privado de las ofrendas.

Incluso da detalles del contenido de alguno de estos regalos que se recibían y de cómo las repartían en la Catedral.

"Llegaban cestos o recipientes con plata, jamones y buenos vinos, cogían lo mejor y se lo llevaban. Y el resto lo veía yo entrar por la puerta que va a la sacristía, pero ya habiendo vaciado parte de la cesta o el recipiente", relata Manuel Fernández Castiñeiras.