La fuerte dependencia en Galicia del turismo nacional, donde casi ocho de cada diez viajeros proceden de la propia comunidad o de otros puntos del país, no es el único factor que ha contribuido a agravar la crisis que vive el sector en esta comunidad. También su oferta de alojamiento, con 2.816 establecimientos (entre hoteles, pensiones, campings, apartamentos turísticos y casas de turismo rural) y unas 74.000 plazas disponibles en temporada alta, se ha convertido en un hándicap desde que la crisis empezó a golpear con fuerza. Y es que de las comunidades con un volumen de turistas similar, Galicia es, con mucho, la que cuenta con una oferta más sobredimensionada: un 76% más que la de Aragón (42.026), más del doble que Castilla-La Mancha (35.000) y casi el triple que las del País Vasco (27.330).

La menor afluencia de turistas unida a una constante rebaja de los precios (con tarifas entre un 20 y un 30% más bajas) ha llevado la ocupación a niveles que hacen preferible cerrar a asumir los gastos de seguir abiertos. Además, Francisco Canabal añade otro factor "paradójico": que siguen abriendo hoteles. Por eso, considera que el paro y los EREs irán en aumento en un sector en el que "ahora más que nunca sobra gente" y que este verano empleó entre un 8,2% menos de trabajadores pese a tener 16 establecimientos más.

Pero no solo se reduce personal. También hay plantillas más inestables, con un recurso cada vez mayor al trabajo temporal y la búsqueda de perfiles "polivalentes". "Somos empresarios y tenemos que salir a flote y prefieres tener a alguien de recepcionista dispuesto a hacer camas o de camarero".