"Es la economía, estúpido". La frase usada por el equipo de Bill Clinton en las presidenciales norteamericanas de 1992 resume el eje del primer día de campaña de Alberto Núñez Feijóo, candidato del PP a la reelección, que añadió promesas concretas a su argumento de que con él en la Xunta, Galicia comenzará el crecimiento económico y la creación de empleo. El líder popular desplegó ayer cinco propuestas de rebajas fiscales para emprendedores y una partida de microcréditos en los presupuestos de la comunidad para incentivar la puesta en marcha de empresas. Además, quiso diferenciarse del resto de administraciones y prometió no subir los impuestos.

Con la ría de Vigo al fondo y en el auditorio do Mar, Feijóo anunció que si gana el 21-O las cuentas de 2013 reservarán fondos para microcréditos que "cubran los costes iniciales" de la creación de una empresa "hasta que genere beneficio". Algo más concreto fue con el resto de propuestas,alguna de las cuales estaba incluida en la Lei do Emprendedor que la Xunta tenía previsto aprobar este año. El PP extenderá la deducción en el IRPF de hasta el 20% con un límite de 4.000 euros para las inversiones de capital en nuevas firmas por parte de jóvenes emprendedores; duplicará hasta el 20% y con límite de 8.000 euros la deducción del IRPF para quienes inviertan en acciones o participaciones sociales de nuevas entidades; doblará la deducción hasta los 600 euros a quienes se den de alta por primera vez en el registro de emprendedores; y reducirá el 95% del impuesto de sucesiones y donaciones para la transmisión a hijos de fondos para crear un negocio -aunque "teniendo en cuenta el patrimonio preexistente"- y el 100% con un tope de 1.500 euros del impuesto de actos jurídicos para la transmisión de inmuebles destinados a locales comerciales.

Feijóo eligió un acto del Instituto Atlántico del Seguro (Inade) en Vigo, con representantes del sector industrial e inmobiliario de la ciudad, para darle cuerpo a sus deseos de lograr la recuperación. Lo hizo exponiendo su teoría de la anticipación de Galicia en las políticas de austeridad, que son las que, alega, le permitirán disponer de capacidad para "destinar el 100% de recursos al crecimiento".

En su argumentario rechazó las subidas de impuestos, algo que en el programa del PP se considera un obstáculo para crecer, y recordó las subidas de otras comunidades, pero no las del Gobierno central. La promesa de rebaja fiscal general en el IRPF no salió a colación, después de que esa propuesta estrella de 2009 tuviese que ser aparcada ante el desplome de los ingresos públicos, como reconoce el propio PPdeG.

El rigor en el gasto es el signo diferenciador y de éxito que Feijóo planteó abiertamente en comparación con el resto de comunidades, hasta el punto de reclamar el voto para evitar una "involución" si gana la oposición. "Nosotros despejamos el riesgo de volver a situarnos a la cola de España en sentido económico", se jactó antes de marcar diferencias con otras comunidades. "No merecemos tras este esfuerzo de cuatro años volver a las políticas que llevaron a Cataluña, Castilla-La Mancha, Andalucía o Murcia a requerir dinero de la Administración para llegar a fin de mes", añadió.

En su alocución, el candidato trató de ganarse la complicidad de los empresarios, a los que garantizó apoyo, si bien les recordó que "ningún gobierno puede sustituir a los emprendedores". También se refirió a los dos puntales económicos de Vigo: la automoción y el naval. Lo hizo para celebrar que PSA construya nuevos modelos en la ciudad y profetizar que recuperará la producción de 400.000 unidades. En el terreno naval, reivindicó el acuerdo para construir dos buques-hotel por 300 millones de euros con PMI, filial de la petrolera mexicana Pemex, con la que existen "fundadas esperanzas de nuevos pedidos". Es más, proclamó que la legislatura concluye sin que ningún astillero se encuentre en concurso de acreedores, pese a los problemas económicos del sector.

El futuro de Novagalicia Banco también fue abordado por Feijóo a preguntas de los empresarios, a los que quiso trasladar su confianza de que la ciudad olívica se mantenga como centro de decisión. "Habrá cuatro o cinco capitales financieras en España, pocas, y Vigo será una de ellas", aseguró. Claro que como condicionante, la entidad deberá capitalizarse para devolver los casi 10.000 millones de ayudas públicas. "Ese dinero se necesita para corregir errores de Caixanova y Caixa Galicia, no de la nueva entidad", matizó.