El constante incremento del coste de los piensos, donde la soja se ha disparado un 30%, y el bajo precio de la leche en origen han llevado a los ganaderos gallegos a una situación límite ante la que están empezando a adoptar medidas extraordinarias. Fuentes sindicales alertan de que debido a la merma de ingresos de las granjas, algunas están adoptando medidas tan drásticas como sacrificar parte de sus vacas todavía en edad de producción para sacarles rentabilidad de forma rápida y a precio razonable. Es decir, acortan la vida útil de algunas productoras para obtener liquidez y poder seguir alimentando al resto de su cabaña.

En los últimos tres meses, coincidiendo con la época de mayor desembolso en las granjas ya que hay que comprar pienso, forrajes y fertilizantes, los sacrificios de vacas lecheras se han incrementado más de un 10%. Mientras el kilo de pienso cuesta entre 35 y 37 céntimos de euro, el litro de leche se paga a 29 (datos de mayo).

Las cifras son estimaciones del sindicato Xóvenes Agricultores, cuyo secretario xeral, Francisco Bello, explica que se trata de una tendencia reciente e inédita en Galicia, una comunidad en la que lo habitual es que los productores agoten el ciclo máximo de producción de cada vaca. "Es una medida de último recurso, que responde a situaciones extremas, de impagos, vencimientos de letras... No es solo por lo caro que está el alimento del ganado, sino también para conseguir tener algo de liquidez porque la carne todavía se está pagando a un precio razonable", argumenta Bello, que espera que se trate de un fenómeno "puntual y transitorio".

Los datos del Ministerio de Agricultura confirman, además, que es una tendencia común al resto del país y aunque la estadística oficial de sacrificio de ganado no distingue entre cuáles son de ordeño y cuáles no, también revela que en el primer semestre de este año el número de vacas enviadas al matadero en todo el país se disparó un 10% respecto al mismo periodo de 2011, de 129.862 reses a 142.801.

El responsable de ganadería de Unión de Pequeños Agricultores (UPA), Román Santalla, coincide en que cada vez más granjas, no solo en Galicia, sino en todo el país, sacrifican algunas reses para conseguir dinero en efectivo con el que poder afrontar los costes de alimentación del resto. Las vacas que acaban antes de tiempo en el matadero, explica, suelen ser las menos productivas, por lo que su valor económico tras el despiece supera al valor de mercado de la leche que producen, incluso contando los años que les quedaban de productividad.

El periodo de lactación normal de una vaca oscila entre cuatro y cinco años. Teniendo en cuenta que durante los dos primeros años de vida no pueden dar leche, los animales suelen ser sacrificadas con seis o siete años de edad. En los tres últimos meses cada vez más productores envían al matadero a ejemplares de solo cinco años. "Aún aguantarían dos o tres lactaciones más pero la gente prefiere sacrificarlas para poder alimentar al resto", resume Bello.