El Losartan, un medicamento para la tensión muy común en crónicos, cuesta 4,17 euros el más barato. Si la farmacia no tiene ese en concreto, que es el que se debe servir al paciente tal y como establece la normativa, el inmediatamente más caro del mismo grupo cuesta 5,56 euros. Algo así ocurre con la Simvastatina, para el colesterol, cuyo precio más asequible es de 1,58 euros y, el siguiente, por orden: 2,11 euros. Desde el uno de julio las boticas gallegas tienen problemas para dar a sus clientes el formato de menor precio de estas medicinas, porque no les ha llegado la mercancía y los laboratorios (Sumol, Asol, Aurobindo o Bluefish) no consiguen abastecer a todos los despachos tras la reciente actualización de los precios de referencia. A esto se suma que el sistema informático impide despachar otros en sustitución; están inactivados.

Este tema está causando problemas en algunas farmacias ya que, cuando los ordenadores no permiten al boticario dispensar otro equivalente aunque suba unos céntimos de precio, el paciente tiene que volver al médico para que le prescriba otro y regresar de nuevo a la botica a buscarlo. Según fuentes consultadas está ocurriendo con miles de pacientes en Galicia, muchos de ellos pensionistas con enfermedades crónicas, y parte de los medicamentos afectados por el bloqueo informático perjudican a este colectivo.

Justo el día en que entró en vigor el copago (uno de julio), que provocó algún retraso en el sistema informático, el Ministerio de Sanidad actualizó "por sorpresa" los precios de referencia de las medicinas, que en teoría estaba prevista para el uno de agosto. Con esta actualización, bajaron de precio algunas medicinas de varios laboratorios, que lograron situarse en el top ten para ser dispensados, tal y como se viene haciendo en el sistema público de salud con cada revisión de precios ala baja de las medicinas, con el objetivo de despachar más genéricos y conseguir un uso más racional y eficaz de la factura farmacéutica.

Ante el anticipo en la actualización de precios, parte de las boticas quedaron desabastecidas de un grupo de medicinas. De hecho, transcurridas dos semanas la mercancía de esos medicamentos en concreto no ha llegado a todos los despachos de farmacia. Lo que parece un error de coordinación está teniendo efectos en el día a día del farmacéutico y del paciente.

Pese a que las boticas gallegas se lo han hecho saber a las administraciones, los sistemas informáticos no han sido activados para poder dispensar el fármaco siguiente, con unos céntimos de diferencia en el precio, ni se asegura el pleno abastecimiento. El Ministerio de Sanidad no ha hecho una concesión en la activación de más medicinas, para dar tiempo al abastecimiento del de menor precio. Es precisamente lo que solicita el sector porque "en el fondo, es un problema de coordinación y de plazos", para que los laboratorios puedan surtir a todos los boticarios (probablemente en agosto). Mientras, el Sergas da instrucciones puntuales a los colegios, con órdenes casi diarias por escrito, sobre qué medicinas pueden recetar. A cuentagotas y día a día permite a los boticarios despachar ciertos fármacos que sustituyen al más barato hasta que el abastecimiento sea completo.

Los colegios exigen al Gobierno que no se repita

No solo la ausencia en las estanterías de las boticas gallegas del Losartan y la Simvastatina ha causado colapsos en los despachos. También ha ocurrido con el Amlodipino (tensión) o el Enalapril (hipertensión). El Colegio de Farmacéuticos de A Coruña pidió ayer oficialmente al Ministerio de Sanidad que "no vuelva a ocurrir"; que para la próxima actualización trimestral de precios, en octubre, asegure el abastecimiento de todos los fármacos. De no ser así, el colegio explica que los farmacéuticos se ven obligados "a comunicar a los usuarios las faltas, a las autonomías a continuas autorizaciones temporales y a los pacientes, a acudir de nuevo al médico para un cambio en la medicación", si no es el farmacéutico el que opta por cambiar la prescripción del médico.

"Farmacias, industria y distribución precisan al menos de un mes desde la publicación de los listados de medicamentos para adecuar sus stocks", explica el colegio coruñés en la misiva. Advierte además al Gobierno de que "cambiar continuamente las marcas de los medicamentos a los pacientes les dificulta mucho seguir bien el tratamiento". Por su parte, el Colegio de Farmacéuticos de Ourense envió un escrito informando del desabastecimiento a la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios.