"Administración desleal o apropiación indebida" y "defraudación". Son los presuntos delitos que ya han salpicado a José Luis Pego, Javier García de Paredes y Moro, Óscar Rodríguez Estrada, Gregorio Gorriarán y Julio Fernández Gayoso. Todos ellos, a excepción del aún copresidente de Novacaixa, ya abandonaron la entidad con cuantiosas prejubilaciones y un gran estruendo mediático. Pero el proceso judicial contra los exgestores de las cajas gallegas, admitido a trámite por la Audiencia Nacional, puede tener otros actores. Se trata del exdirector general de Caixa Galicia, José Luis Méndez López, y dos de sus hijos: José Luis y Yago Méndez Pascual. Contra ellos se ha presentado una denuncia por "delitos societarios, falsedad, estafa, fraude de emisiones e información privilegiada", además de las acusaciones que ya pesan sobre el resto de directivos. Se cierra así un círculo que amenaza con levantar las alfombras de la gestión de las dos cajas gallegas.

"Desgraciadamente, José Luis [por Méndez López] se marchó sin revuelo, con las condiciones que pactó [sobre 11,2 millones de euros netos] y las que le permitió el Banco de España", lamenta un miembro del consejo de la antigua Caixa Galicia. "Y los componentes de la comisión delegada y el consejo de administración dijeron amén, como a todo lo que había hecho. Era un mandamás", agrega.

Así se explica el beneplácito general a la desmedida expansión comercial, al riesgo inmobiliario –en Astroc o Fadesa, por ejemplo– y la gestión "casi familiar" de la caja coruñesa. Dos hijos de Méndez trabajaron en la entidad, pero pasaron a formar parte también de la estructura directiva de la caja fusionada tras la marcha del padre. El mayor de ellos, José Luis Méndez Pascual, fue consejero delegado del brazo industrial de Caixa Galicia, CXG. Abandonó su cargo hace casi un año (4 de julio de 2011) con una liquidación que, hasta la fecha, no se conoce, aunque fuentes sindicales aventuran que podría rondar el millón de euros.

El 22 de mayo de este año Méndez Pascual constituyó una sociedad denominada 4LG Patrimonios, con sede social en la Calle Serrano de Madrid. Entre los administradores está otro hermano, el más desconocido: Enrique Méndez Pascual. Sobre el currículum del hijo mayor del exdirector de Caixa Galicia pesa especialmente la losa de Astroc (Afirma y Quabit), inmobiliaria en la que CXG todavía ostenta más del 4% de los derechos de voto. "El compadreo era algo habitual, hay cosas que no se discutían", aventura el mismo consejero, que prefiere no aparecer citado en este artículo. "¿Por qué se apostó tan fuerte por la fusión de Martinsa y Fadesa?", dice sin responder a su pregunta.

Astroc

La aventura de Astroc, en la que resultaron afectadas algunas de las principales fortunas de Galicia, también hizo mella en las cuentas de la caja. En 2007, CXG perdió 15,32 millones de euros tras recomprar dos meses y medio después un 1% del capital social de Astroc. El presidente y fundador de esta compañía, Enrique Bañuelos, ha elegido a uno de los hijos de Méndez, Yago, para el consejo de Amper. Con anterioridad, Yago Méndez logró entrar en el tercer nivel del equipo directivo de la caja fusionada. Con 35 años entró a formar parte del departamento de Comercial de Novacaixagalicia para coordinar la división de Empresas España. En este mismo rango de tercer nivel– estaba Luis Ignacio Arrechea de Miguel, yerno del exalcalde coruñés Francisco Vázquez.

La situación de José Luis Méndez Pascual fue distinta. Su cargo al frente de la corporación pasó a depender del departamento de Participadas de la caja única, bajo la dirección de Victoria Vázquez Sacristán. "Fue una situación incómoda, estaba rodeado de gente de procedencia verde (por Caixanova)", dicen fuentes conocedoras del proceso.

Todos los Méndez marcharon. Solo del padre se conocen los términos de la rescisión del contrato. La demanda que afecta a los tres, presentada por un particular de Baiona, podrá arrojar la misma luz que Fiscalía pretende radiar en la salida de Pego, García de Paredes, Gorriarán y Estrada.

La operación de Añón, el "ejemplo" de la política de CXG

CXG Corporación Caixa Galicia llegó a plantearse su salida a bolsa, como así lo confirman fuentes conocedoras de la operación desde A Coruña. Era un gigante con participaciones más o menos estratégicas –para la caja y para Galicia– que ahora es 100% de Novagalicia Banco. No siempre fue así. El exconsejero delegado del grupo, José Luis Méndez Pascual, dio entrada al empresario Manuel Añón en el accionariado de CXG mediante una inversión de cien millones de euros, que le conferían el 5,6% del capital.

En ese momento, y como siempre defendió el presidente de Hierros Añón, firmó un documento privado que le permitía abandonar CXG con la totalidad de su inversión, sea cual fuere el valor de mercado de las acciones en ese momento.

La negativa

"Sin rodeos digo que –Añón– no tenía ningún compromiso de garantía firmado con Caixa Galicia". Así se pronunciaba José Luis Méndez Pascual, exconsejero delegado de la Corporación Caixa Galicia (CXG) e hijo del director general de la caja, que negaba por enésima vez que hubiese un documento que blindase esos 100 millones invertidos por el empresario Manuel Añón.Sin embargo, cuando Novagalicia envió a la Comisión Nacional del Mercado de Valores su informe anual (2011) se reconoció por primera vez la existencia de "un pacto de accionistas" –por un lado, la dirección de la extinta Caixa Galicia y por otro Añón– junto a "un escrito complementario" en el que se fijaba negro sobre blanco el compromiso de devolverle al empresario la integridad de sus fondos.

El proceso casi llega a los tribunales ante la negativa de la anterior cúpula de Novacaixagalicia –con José Luis Pego y Victoria Vázquez Sacristán a la cabeza– a abonar la totalidad de los fondos que Añón había inyectado en CXG. Meses más tarde, Novagalicia, con Castellano y González-Bueno ya al frente, le ofrecieron a Añón abonarle 74 millones en efectivo y los otros 26 en acciones del banco. Así recuperaba la mayoría de su inversión –que el desplome de las acciones había diezmado– a cambio de convertirse en el principal accionista privado de la entidad.

Las desinversiones de CXG, especialmente la de la energética GALP, permitieron a Caixa Galicia llegar a la fusión en números positivos.