"Ha arrasado con todo". "Dormimos rodeados por las llamas". "En 30 minutos, esto se volvió insoportable". Los propietarios de las viviendas cercadas por el incendio que devoró el último parque atlántico de Europa trataban de sobreponerse ayer a una noche de infierno. Los casi 300 vecinos desalojados el sábado por la tarde pudieron regresar a sus hogares por la noche, pero la amenaza de las llamas en el corazón de las Fragas do Eume no les dejaron conciliar el sueño. Todos pasaron la noche en vela.

Llegado el día, pudieron ver el alcance del fuego que al cierre de esta edición todavía no había sido controlado. "Las Fragas están muertas", lamentó el alcalde del municipio de A Capela, Manuel Meizoso, que a primera hora de la mañana ya cifraba en unas 2.000 las hectáreas afectadas.

"Las casas no ardieron de milagro", dice un vecino de Teixido que se negó a ser desalojado y que junto a familiares y otros vecinos combatieron el fuego con el agua de las cisternas de sus casas, apoyados por sus tractores. "Aquí de la Xunta no vino nadie; sino llega a ser por nosotros, ardían todas las casas", denunciaba. "La mano del hombre está detrás", coinciden los vecinos. Para el alcalde de A Capela, quien provocó el incendio "sabía bien lo que hacía" porque, argumenta, "eligió el sitio perfecto, en el punto más alto sabiendo que el fuego se propagaría rápido por la dirección del viento".

La oposición criticó la falta de medios contraincendios por parte de la Xunta en plena sequía y los recortes en el presupuesto autonómico para las políticas de prevención. Tanto el líder del PSdeG, Manuel Vázquez, como el portavoz del BNG en el Congreso, Francisco Jorquera, se desplazaron hasta la zona para reunirse con vecinos y alcaldes afectados. Vázquez exigió al presidente de la Xunta que active el "cien por cien" de los recursos posibles contra el fuego ante la situación de "altísimo riesgo" en las Fragas do Eume. El líder del PSdeG denunció que "el Gobierno gallego no puede estar desaparecido" con una política de extinción y prevención cero" a pesar de la sequía y el calor.

En la misma línea, Jorquera cuestionó el "peligro" que supone "descuidar la prevención". "Parece evidente que los recortes en política de prevención y extinción entrañan este tipo de riesgos", censuró.

Los ecologistas tampoco escatimaron los reproches, quienes reclamaron un plan para recuperar la zona y más medios para la extinción del incendio y la conservación de espacios naturales protegidos. Su crítica la centraron en las "miserias de las políticas de conservación" y "los errores de las estrategias forestales". Esta nueva "catástrofe natural", según alerta Adega, es consecuencia de la "irracionalidad del actual modelo forestal que olvida los servicios del monte y de la biodiversidad, que fomenta los monocultivos y que permitió la proliferación de eucaliptos dentro del parque".