La fusión de ayuntamientos constituye en la política gallega un río Guadiana que aparece y desaparece con los años. La Xunta de Alberto Núñez Feijóo ha vuelto a situar el asunto en el centro de su gestión como vía para reducir gasto público y hacer más eficiente la Administración. Junto a la Fegamp ha puesto en marcha una radiografía del municipalismo gallego que espera tener lista en un año. Sin embargo, las fusiones podrían esperar incluso entonces, pues cualquier actuación en este terreno está condicionada a la modificación de ley básica, competencia del Estado. Por ello, el Ejecutivo gallego tomará "las decisiones oportunas" sobre estas uniones "tras su debate" a nivel estatal.

El director xeral de Administración Local, Norberto Uzal, compareció ayer en el Parlamento para asegurar que el debate sobre la eficiencia municipal se celebrará en el Gobierno de Mariano Rajoy coincidiendo con la "actualización" de la legislación básica de este terreno. "A partir de ese momento, la Xunta tomará las decisiones que considere más oportunas", explicó Uzal, para que la estructura territorial sea "más eficiente y sostenible".

La Xunta apuesta primero por la cooperación local en la prestación conjunta de servicios y por recuperar el debate de fusiones, como anunciaron Feijóo y el presidente de la Federación Galega de Municipios y Provincias, José Manuel Rey, tras una reunión la semana pasada. Uzal reiteró ayer que se buscarán fórmulas de cooperación, alianzas y fusiones en los concellos de menor tamaño y más dificultades económicas "siempre que sea lo más adecuado". Eso sí, siempre se realizará, prometió, "partiendo del diálogo y el consenso con actores políticos y sociales". Este fue uno de los pocos puntos en los que coincidió con el diputado socialista José Luis Méndez Romeu, que también fió el éxito de estas iniciativas al respaldo social.

Durante el debate, Uzal respondió a las críticas del PSdeG a las "declaraciones tan altisonantes como vacías" de Feijóo y aseguró que la Xunta "no hace lo contrario de lo que predica" y que apuesta por una mayor eficiencia municipal.

Sus palabras no convencieron al diputado socialista José Luis Méndez, que puso en duda el "contenido real" de los planes sobre fusión de ayuntamientos y reclamó más medidas de fomento a la Xunta. "Su actuación no es lo suficientemente incentivadora del proceso de agrupación de servicios", le recriminó a Uzal antes de pedir mayores recursos autonómicos para favorecerlas.

El umbral de 1.500

Aunque todavía no se han dado pasos para la unión y sí más hacia la cooperación, como en el caso del transporte metropolitano, el debate comienza a girar sobre el umbral mínimo de habitantes que garantizaría la viabilidad de un concello gracias a la obtención de recursos suficientes vía tasas e impuestos.

La Xunta maneja informes que consideran "imposible" que puedan gestionarse con suficiencia aquellos que no superen los 1.500 ciudadanos, pero otras voces elevan el listón. El Círculo de Empresarios de Pontevedra elaboró un documento que cifra esa cantidad en los 5.000, lo que supondría la eliminación de la mitad de los consistorios de la comunidad, que cuenta con 315.

En los últimos ochenta años en Galicia solo se redujeron un dos por ciento de sus municipios, al pasar de los 322 con que contaba en el año 1918 a los 315 actuales.

En las últimas décadas, Galicia ha sido más proclive al minifundismo municipal y desde 1980, en lugar de fusiones, se han producido escisiones. Tres, en concreto. En 1988 Cariño se segregó de Ortigueira; Burela de Cervo, en 1994; y A Illa de Vilanova, en 1997.