Manuel Baltar Blanco, hijo del último barón del PP gallego, ocupa desde ayer el sillón presidencial de la Diputación de Ourense cerrando así un proceso de sucesión que se inició hace dos años cuando su padre, José Luis Baltar, renunció a la presidencia provincial del partido para dejarla en sus manos.

Su hijo y sucesor, que fue proclamado candidato por el comité electoral y votado ayer por los 14 diputados del PP, tomó ayer el bastón de mando que custodió su padre durante 22 años en un acto multitudinario.

En su discurso Baltar defendió el papel de las diputaciones como la "administración de la mano tendida obligada a estar donde otras tardan en llegar o nunca llegan" y se comprometió a que la corporación de Ourense siga siendo "la que siempre responde, que no se esconde ni busca excusas". Tuvo referencias para su padre, al que definió como "político irrepetible" del que "nadie resistiría una comparación" y recurrió a su ourensanismo en varias ocasiones para justificar su decisión de renunciar a un puesto en el Parlamento para suceder a su padre en la presidencia de la cámara provincial:"Los intereses de Ourense están por encima de todo". Pero además, y recurriendo a unas palabras de Abraham Lincoln, declaró firmemente que en ningún momento se dejará influir por circunstancias externas, sino que solo él será responsable de sus decisiones.

José Luis Baltar, acompañado entre el público por su esposa, su segundo hijo y sus dos nueras, escuchó con atención todo el discurso y se esforzó para que sus aplausos sonasen con más fuerza que los demás. Al término evitó hacer declaraciones:"No voy a hablar más, me hice una promesa a mí mismo y la voy a cumplir", dijo.

Con todo, en su primera intervención como presidente, Baltar Blanco lanzó su primer órdago al presidente da la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, al reclamar "una tercera transición" que dé mayor poder al municipalismo. Su propuesta consiste en descentralizar competencias y financiación para mejorar la calidad y eficacia de los servicios que prestan los ayuntamientos.

Baltar Blanco, que aseguró ayer enfrentarse al mayor reto de su vida, eludió avanzar cuales serán las líneas maestras de su gestión al frente de la Diputación, una institución con escaso margen de maniobra por el elevado gasto de personal que asume y la importante deuda que la oprime.

Por su parte, los diputados del PP reclamaron al nuevo presidente que les dé más responsabilidades de gobierno. "Estamos para algo más que para levantar la mano", le explicaron. Manuel Baltar prometió delegar funciones.

El alcalde de Verín y senador popular, Juan Manuel Jiménez Morán, que hace dos años disputó la presidencia del partido en Ourense a Baltar, opinó ayer por primera vez sobre su designación al frente de la Diputación. "Le deseo que lo haga bien y que tenga suerte".

Sin embargo, para el alcalde de Ourense, Francisco Rodríguez, el relevo al frente de la corporación provincial ourensana es "un fraude al electorado".