Tras décadas de expansión del eucalipto en los montes gallegos donde las condiciones climáticas son favorables para su crecimiento –lo que supone obtener beneficios en poco tiempo–, la Xunta ha decidido ponerle freno a su propagación para evitar la desaparición de los bosques autóctonos. al prohibir en la nueva Lei de Montes plantar eucaliptos en estas zonas. En los últimos 15 años la superficie forestal dedicada a eucaliptales se ha duplicado, al pasar de las 138.500 hectáreas contabilizadas en 1996 según el inventario forestal del Ministerio de Medio Ambiente a las 396.000 actuales recogidas en el informe publicado por Greenpeace este año.

Los expertos aplauden la iniciativa del Gobierno si ésta conlleva una mejor planificación del territorio y aumenta la diversidad biológica en la comunidad. "Era necesario acotar su superficie porque ya se estaba llegando al límite", destaca el catedrático de Edafología de la Universidade de Santiago (USC), Francisco Díaz-Fierros, quien apuesta por "frenar una tendencia en la que se esté hipotecado a una sola especie".

Sobre el impacto ambiental, el edafólogo explica que es muy complicado cambiar su uso porque "las cepas y las raíces quedan en el terreno". Pese a que algunos colectivos ecologistas achacan a los eucaliptos efectos como la degradación del suelo o el excesivo consumo de agua, los estudiosos de los suelos quitan hierro al asunto y señalan que los daños "no son irreversibles".

El edafólogo Avelino Núñez aclara que aunque consumen mucha agua solo perjudicaría al nivel que reciben los otros vegetales en zonas de "carestía extrema". "En estas zonas más sensibles no se debe permitir su implantación", afirma. Por su parte, el profesor en Edafología, Agustín Merino, opina que la cuestión paisajística es un aspecto "subjetivo". "No nos ocurre lo mismo con el pino porque lo vemos más próximo pero ambas son especies foráneas", añade. Por eso, demanda que los dos sistemas –naturales y plantaciones– deban "pervivir" respetando el medio y con "una planificación acorde a cada terreno".

Díaz-Fierros alerta de que los eucaliptales ya suponen casi 400.000 hectáreas en la autonomía y en las marinas de A Coruña y Lugo incluso representan el 80% del bosque. Aunque desde 1996 las hectáreas dedicadas a eucaliptales aumentaron en un 124% el gran boom se produjo una década antes, con un crecimiento de hasta el 453%. Los tres docentes también están de acuerdo en el motivo de esta progresiva implantación del eucalipto en Galicia desde los 80: la rapidez para obtener rentabilidad.

"El asentamiento de las celulosas, un mercado fijo que acapara la producción de esta especie influyó en la subida de la demanda", afirma Díaz-Fierros. Merino insiste en que en la propiedad de la tierra apenas supera la hectárea, por lo que el titular "destina esa superficie a una cosecha rápida para obtener beneficios en un corto plazo". Así se explica que sean más abundantes las plantaciones de eucaliptos, cuya media de crecimiento ronda entre los 12 y 15 años, frente a otras como las de castaño y cerezo que, pese a estar "mejor valoradas", tardan de 30 a 40 años en desarrollarse.

Para que la situación cambie creen que el Ejecutivo gallego tendría que dar subvenciones a los bosques autóctonos como estímulo económico y así evitar que dentro de unos años prolifere "otra especie de moda que sea rentable a corto plazo", concluye Núñez.

La comunidad gallega copa más de la mitad –el 52,1%– de las 760.000 hectáreas de toda España.