"Para la banca ética, tú eres capital". Ese es el lema con el que colectivos como AIS O Peto intentan atraer a colectivos e individuos para lograr reunir a finales de año en Galicia al menos unos 70.000 euros y contribuir así a que el proyecto Fiare –que intenta afianzarse como una cooperativa de banca ética– se convierta en una realidad en el Estado. No debería resultar muy difícil teniendo en cuenta que es prácticamente la misma cantidad que pagó el Valedor do Pobo por su nuevo coche o el presupuesto que se empleó este año en el Festival de Títeres de Redondela.

Y es que si en España algunos se cuestionan ya desde hace tiempo, a través de la objeción fiscal, que sus impuestos se utilicen para financiar gastos militares, otros se están preguntando si es posible sacar rentabilidad a sus ahorros. Pero no solo rentabilidad monetaria, sino también, y sobre todo, rentabilidad social, en un momento en el que está en cuestión el modelo de banca tradicional.

La alternativa se llama banca ética y en Galicia un conjunto de asociaciones, que van desde Verdegaia a Amarante pasando por Adega, Panxea, el Sindicato Labrego Galego, la parroquia del Cristo de la Victoria de Vigo o el colegio Lasalle de Santiago, pusieron el año pasado la primera piedra para contribuir a que en el Estado se reúna el dinero necesario para que el Banco de España acepte Fiare como cooperativa bancaria.

Reunir cinco millones

Son necesarios cinco millones de euros para que el Banco de España otorgue la licencia –aunque el objetivo es constituir una cooperativa que actúe en el marco europeo–, y en marzo de este año iban por la mitad. No obstante, con el dinero que ya tienen recaudado –43.000 euros a 31 de agosto, en el caso de Galicia– ya están dando apoyo financiero a proyectos sostenibles.

Reunir el dinero, explica Raúl Asegurado, es una "carrera de fondo". Sus cálculos, de cumplirse, darían un balance para finales de 2011 de 25 asociaciones y unas 180 personas físicas –que lograrían aportar unos 70.000 euros– y de momento las incorporaciones van, señala, "a buen ritmo". De todos modos, no hay prisa. "Tenemos un plazo que es cuando queramos", subraya. En todo caso, dentro de cinco meses habrá una asamble general del proyecto Fiare y se decidirá cuánto hay que lograr, como objetivo, en 2012.

De todos modos, este año, admite Asegurado, su organización se preocupó más de dar difusión al concepto de finanzas éticas. Ahí sí que cree que la crisis ha incidido. La gente vuelve la mirada hacia otro modelo. "Hemos tenido un año muy dedicado a cuestiones de elaboración de material didáctico porque hay mucha demanda de información sobre la banca ética debido a la coyuntura económica y social", argumenta.

Si Galicia no llega, los responsables de Fiare no están preocupados porque la captación de fondos se extiende a todo el Estado y algunas comunidades "triplican" sus objetivos, como, menciona Asegurado, Navarra, cuyo éxito atribuye a que en otras autonomías se "visibilizan" más los proyectos que salen adelante gracias a este tipo de fondos.

A las malas, si al final las entidades implicadas no consiguen reunir el capital para constituir la cooperativa bancaria, la solución pasaría por asociarse a algún banco ético que ya exista, como la Banca Popolare de Italia o Triados Banc. Este último, explica, responde a un modelo en el que se invierte con criterios "éticos", pero donde la propiedad es de empresarios. Lo que estas asociaciones persiguen es que la propiedad sea de los ciudadanos que participan con sus ahorros, siguiendo el modelo italiano.

Aunque a Galicia el proyecto Fiare llegó el año pasado, la idea comenzó a tomar cuerpo hace 6 en Euskadi, Cataluña y Madrid. Raúl Asegurado explica que Fiare es como un estadio más elevado de lo que hace su propia asociación, AIS O Peto.

En las finanzas éticas, explica, existen tres niveles: el micro, el de AIS O Peto, "más pequeño, el ahorro de cercanía, centrado en la concesión de microcréditos"; el meso, basado en la solidaridad interorganizacional, cuyo modelo es Coop57, que también funciona en Galicia y se ha unido a la captación de capital para Fiare, y que consiste en que varios colectivos hacen un fondo común para prestarse dinero entre ellos sin recurrir a la banca; y finalmente, un nivel macro, que es el de una estructura bancaria, es decir, el de Fiare.

O Peto, por ejemplo, tiene 125 socios y, afirma Asegurado, la crisis no ha impedido, aunque fuese de modo modesto, que el número subiera. Las participaciones son de 60 euros y la organización mueve unos 70 u 80 mil euros que "ya se reutilizaron". Ahora mismo, este colectivo tiene en marcha unos 20 proyectos. Aquí no hay subvenciones. Participan personas físicas, "ahorradores comunes", con cuyo dinero se hace un fondo de solidaridad y "cuando llega una solicitud, como por ejemplo un proyecto de autoempleo, lo que se analiza es que el uso del dinero proporcione libertad material a quien lo solicita y, si hay viabilidad, se le conceda", explica Asegurado.

Ramón Carmelo, de Coop57 Galicia, que también se ha embarcado en la campaña de captación de capital social para Fiare, explica que su asociación funciona en el estadio intermedio, prestando dinero a entidades de la economía social. Los ahorradores gallegos –unas 80 personas y 26 colectivos– ya han dejado en manos de Coop57 –la única cooperativa de este tipo que existe en España– unos 180.000 euros y a nivel de préstamos, las entidades de la comunidad han recibido de Coop57 "alrededor de 400 mil". Para Carmelo, "los proyectos de finanzas éticas son una alternativa clara y consolidada para el acceso al crédito de la economía productiva y social". "Cumplimos la función que debería cubrir el sistema financiero actual para reactivar la economía", señala.

No obstante, Carmelo explica que para el proyecto Fiare solo han reunido 8.000 euros hasta el momento. No se trata de la crisis, sino de una cuestión de "prioridades". Este año, cuenta, han tenido una "importante" cantidad de solicitudes de préstamos y por eso están dedicándose a lo suyo y anticipa ya que el año que viene seguirán en lo mismo, "e incluso habrá más solicitudes, por la crisis". "Sobre todo lo que hacemos son operaciones de anticipo de subvenciones porque a las entidades, sobre todo cooperativas de trabajo, les falta liquidez", aclara. "Tiene mucho que ver con el retraso que hay de los pagos de las subvenciones de las Administraciones públicas, sobre todo de la Xunta", explica.

En el caso de esta cooperativa, el precio al que se otorgan los servicios financieros, "tanto dar como recibir", se decide por asamblea y cada territorio invierte "prioritariamente" en su zona. Claro que no todas las entidades pueden apuntarse. Tienen que cumplir "criterios éticos", uno de los aspectos "clave" para evaluarlas. Porque en Coop57 la "confianza" es otro de los criterios y si una entidad tiene problemas para pagar un crédito y lo dice abiertamente, no se ejecutan los avales ni se le cobran intereses de demora. Y no, no es cuento de ciencia ficción.