Los bancos y cajas de ahorros españoles acumulaban a finales de junio pasado 176.000 millones de euros en activos problemáticos ligados a la actividad inmobiliaria, según el Informe de Estabilidad Financiera hecho público ayer por el Banco de España. Esta cifra, que incluye los créditos cuyo cobro se considera dudoso, los que tienen una alta probabilidad de impago y los inmuebles que el sector financiero se ha quedado como pago de deudas, es ligeramente inferior a la registrada en junio de 2010, cuando las entidades sumaban 180.800 millones, un 2,6% más que ahora. Pero esta cantidad supone el 52 % de la exposición total al sector de la promoción inmobiliaria por parte de las entidades financieras, y el 11,4 % de su cartera crediticia, y sobre todo deja claro que el empacho relacionado con el negocio de la vivienda es todavía muy difícil de digerir para el sector financiero español.

El informe publicado ayer por el Banco de España advierte de que los activos dudosos del sector financiero a nivel consolidado aumentaron el 19% en tasa interanual. El incremento se debe al crecimiento de los activos dudosos del crédito al sector privado residente en los negocios en España, que fue de un 24,9%, respecto a junio del año pasado y como consecuencia del repunte de los de constructoras e inmobiliarias. El ritmo de avance para el resto de empresas no financieras, (13,8 % en junio de 2011) es inferior al de hace un año (30%), mientras que para las familias, tanto en los créditos hipotecarios como en el resto de préstamos, mantienen tasas de variación negativas (-3,1 % y -10,1 %, respectivamente) como en los últimos trimestres.

La ratio de activos dudosos en el sector privado demuestra las grandes diferencias que hay entre el negocio inmobiliario y el resto. Este índice se mantiene inalterable en el último año en el crédito a familias (3%), ha aumentado ligeramente en los préstamos a empresas que no son constructoras ni inmobiliarias (del 4,3% al 5%), mientras que en el negocio vinculado al ladrillo aumentó hasta el 17,1% (frente al 10% de un año antes).

El Banco de España requirió a las entidades de crédito españolas que detallen su exposición al sector inmobliario en sus cuentas anuales y en la información financiera intermedia que hagan pública.

El organismo regulador que preside Miguel Ángel Fernández Ordóñez explica en su informe sin embargo que la cobertura con provisiones de los activos problemáticos en manos de la banca alcanzaba en junio el 33%, un volumen con el que quedarían más que cubiertas (al 120%) las pérdidas hipotéticas que se aplicaron en el escenario de referencia de las pruebas de resistencia europea realizadas en julio pasado. Mientras que en el escenario más adverso –y altamente improbable–, la cobertura sería del 88%. El supervisor cifra en 105.000 millones de euros –casi el 10 % del PIB– el volumen de saneamiento global del balance realizado por las entidades españolas desde que comenzó la reestructuración del sistema financiero hasta junio pasado. El grifo del crédito, lejos de abrirse no hace más que cerrarse, a la vista del informe, que apunta un descenso del 2,8 %, con lo que se intensifica la tendencia de los últimos meses. El descenso generalizado varía sin embargo por sectores de actividad. El crédito a particulares personas físicas bajó un 1,9 %, y concentró su caída principalmente en el segmento de particulares que no los destinan a compra de vivienda, con un descenso del 7%, sólo superado por el retroceso registrado en los préstamos al sector promotor, del 7,2%.