El país de los mil ríos empieza a sufrir los efectos de la sequía. Los embalses en Galicia están bajo mínimos y aunque se esperaba que septiembre garantizase las reservas que abastecen a las ciudades, el primer mes del otoño va camino de convertirse en el más seco de los últimos 40 años. El nivel de precipitaciones registrado este mes en la comunidad está en algunas localidades hasta un 90% por debajo de los valores normales del período 1971-2000.

La situación más crítica a día de hoy se da en Lugo, donde este mes cayeron solo siete litros, cuando los valores normales de precipitaciones registradas en las últimas cuatro décadas en septiembre en la ciudad se situaban entre los 49 y los 76. Pero el resto de ciudades gallegas no se salvan: en A Coruña se acumularon este mes 19 litros, frente a los 53-85 de media de los últimos cuarenta años; en Pontevedra, 21 frente a los 80-124 del periodo de referencia; en Ourense, tan solo seis, cuando la media se sitúa entre 37 y 68; en Vigo, 16 litros, frente a los 62-106 de promedio, y en Santiago 19, cuando los valores normales están entre 71 y 147, según MeteoGalicia.

El portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología, Ángel Rivera, apuntó ayer que este mes de septiembre acabará como el más seco desde 1988 para España, una marca histórica que en el caso de Galicia –a la espera del balance del servicio meteorológico autonómico– podría remontarse a 1971. Según alertó Rivera, en septiembre llovió una tercera parte de lo habitual, un balance que en Galicia es más negativo ya que en algunas ciudades las precipitaciones se quedan por debajo del 90% de los valores medios de los últimos 40 años.

La escasez de agua en Galicia ha obligado a duplicar e incluso triplicar la profundidad de los pozos. Hace ya 15 años, las empresas de pozos en barrena empezaron a notar la falta de agua en la capa freática –a unos 15 metros de la superficie–. Sin embargo fue en 2002 cuando las bolsas de agua comenzaron a aparecer vacías. Con el paso del tiempo la situación se ha agravado. En la actualidad, los propietarios de empresas de pozos en barrena tienen que bajar al menos 40 metros y en algunos casos 80. Y si hace años los pozos generaban entre 1.500 y 2.000 litros por hora, ahora apenas llegan a los mil.

Ante esta situación de déficit hídrico tras la primavera más seca y cálida del último siglo, la Xunta apeló al inicio del verano al ahorro de agua para evitar "situaciones complicadas". De lo contrario, la escasez de precipitaciones que prevé la Aemet para los próximos meses no garantizará el suministro en algunas ciudades, en especial Ourense y Baiona, localidades donde sus embalses están al 11,24% y 6,6%, respectivamente. En el extremo opuesto están las presas de Forcadas, que abastece a Ferrol, Narón, Fene y Mugardos, y que se encuentra al 75,5%; Pontillón, en Pontevedra, al 88,4%; Cecebre, en A Coruña, 56,9%, o Eiras, en Vigo, al 52,3%.