A Miguel Fernández-Cid le toca comisariar la exposición que inaugurará el Museo de Galicia, en la Cidade da Cultura, pero él ve "la parte bonita". "Me da un poco de morbo saber que muchos ojos estarán clavados en lo que se haga allí y cómo se haga y no me da miedo", confiesa.

–La primera, nada menos...

–No solo la primera, sino la primera en un momento en el que tienes medir muchísimo cualquier actividad, también cultural, que genere gasto público. Y debe marcar una pauta.

–¿Veremos una exposición llena de piezas "estrella"?

–La muestra también tiene un contenido didáctico esencial. El criterio de las obras es el de excelencia. Queremos que estén las mejores que se puedan traer, pero otras no estarán en el "top ten" y, sin embargo, servirán para explicar, por ejemplo, por qué en una época se usa un material y no otro. Nuestro objetivo es que dure tiempo. Para eso tiene que haber contenidos que se añadan para que la gente vuelva: actividade y actividades. No queremos que se vea como algo elitista.

–Pero sí ambicioso...

–Lo que tenemos claro los comisarios es que o conseguimos "la" exposición y "la" publicación que defina y sirva como elemento de trabajo en los próximos años o no conseguimos lo que queremos. También hacen ambicioso el proyecto dos cosas. La primera, en un momento de crisis, la intervención sobre el patrimonio, restaurando las obras que lo requieran. La segunda, que buscamos una alianza con los centros de interpretación.

–¿Cómo será ese catálogo?

–Los textos más científicos, para no abrumar, irán en el catálogo, donde cada obra tendrá su ficha firmada por un especialista. Por el número de obras que va a haber, el libro no será delgado. Pensamos en editarlo en gallego, castellano e inglés.

–La Xunta dice que se abrirá en primavera.

–Me imagino dando los últimos retoques el día anterior o poniendo la última cartela el día de la apertura. Lo ideal es que se inaugure justo antes del verano y que haya suerte y haga buen tiempo. Luego le puedes añadir conferencias más científicas cuando lleguen los universitarios.

–El conselleiro no descarta cobrar entrada en el futuro para acceder al Museo. ¿Qué le parece?

–Por mí que no cobren, pero si la coyuntura económica se vuelve más restrictiva a lo mejor hay que ir hacia eso. Es razonable lo que dice Varela de que nos gustaría que fuese gratis, pero no descartamos que no lo sea. Por ejemplo, el CGAC, o la Fundación Torrente, estoy encantado de que sea gratis porque aún no hay la afluencia precisa para cobrar. Es más, como gerente de la Torrente, creo que si tuviéramos un fluido continuo como el de estos días para ver la de Asorey nos podríamos plantear montar la tienda librería, que es otra forma de generar ingresos. Si ahora tuviéramos lápices o libretas de Asorey, la gente se lo llevaría como recuerdo. Soy más partidario de estas opciones. No cobraría por entrar en "Gallaecia pétrea", pero creo que debe tener una tienda como los museos tienen por ahí. Hay que estudiarlo porque no es una exposición barata y habrá que intentar recuperar algo de lo invertido. Preferiría que se estudiase esa opción y se intentase recuperar el dinero vía merchandising, pero también soy egoísta. Si me tocase gestionar los recursos, tal vez tendría que mirar eso y tal vez diría "lo siento mucho, pero es así".

–Estrenan el Museo. ¿Y después? ¿Cómo se debería llenar?

–Con el contenedor que tienes, debes tener la ambición de poder llenarlo con exposiciones de cualquier época y aprovechar el tamaño para que pueda venir alguna grande. Tienes un estadio en el que se pueden jugar partidos de primeras ligas. Pero también para exposiciones sobre lo tuyo, porque cada vez más la gente quiere ver lo propio de un sitio cuando va. Es decir, puedes acoger grandes exposiciones, no sé, como una del MOMA, que en otro sitio no tendrían cabida, pero también hacer reflexiones sobre lo tuyo.

–¿Debe el Museo tener una colección permanente? ¿Hay que vaciar otros centros para llenarlo?

–Creo que no es necesaria una colección permanente porque implica conservación y gastos cuando no hay dinero y no creo que haya que desinflar un tejido de museos y fundaciones que costó mucho poner en marcha y que con poquito se mantiene. Creo que sí habrá que programar con el criterio con que el conselleiro definió el perfil de esta exposición. Tiene que haber un responsable, que no sea un caprichoso, que bregue con la definición de un programa.

–¿Logrará el Gaiás emular en éxito al Guggenheim?

–Tendrá que conseguir que el émulo del 007 venga aquí como se hizo allí. Esas cosas funcionan. Los gallegos aún estamos a tiempo de convencer de que aquí hay algo análogo. En un proyecto de esta envergadura es importante ver el nexo común para tirar hacia adelante e intentar llegar a un acuerdo, como ocurrió allí.