Desde los primeros compases de la fusión de las cajas gallegas, el escenario financiero cambió tanto que cuesta imaginar ya un sector con más de cuarenta entidades de ahorros, en beneficios multimillonarios constantes y con presencia en el accionariado de prácticamente todas las grandes empresas del país. La situación económica –particularmente, el impacto del estallido de la burbuja inmobiliaria en sus cuentas– por un lado y los criterios cada vez más rigurosos en las sucesivas normativas a las que se ha tenido que adaptar el sistema provocaron una revolución que obligó a cada una de las cúpulas a revisar día a día los proyectos diseñados para sobrevivir. Tanto las fusiones puras como las alianzas de los SIP. ¿Objetivo? Más con menos, como no se cansa de repetir el Banco de España. De ahí que Novacaixagalicia elevara en un primer momento de 300 a 310 las oficinas a clausurar y ahora tenga encima de la mesa la posibilidad de ampliar el número de cierres hasta las 350.

En concreto, y según confirman fuentes de Novacaixagalicia, esta fase extra en el ajuste de red podría afectar a un paquete de unas 38 oficinas con las que se sigue dando el problema de la redundancia. De sucursales que están cerca, que conviven pese a que el volumen de población o el mercado no lo justifican. La máxima en la caja desde que comenzó el proceso de recapitalización que vive el sector con las endurecidas pautas de solvencia que exige el Ministerio de Economía es la eficiencia y la intención es "ajustar lo máximo posible" la capacidad "al nuevo escenario".

Un avance

Una y otra vez, en la entidad insisten en que todavía no está nada decidido, que los equipos responsables de la red están estudiando las diferentes opciones que hay. Los sindicatos mantienen que ese número ya se avanzó por boca de alguno de los responsables de Novacaixagalicia en las diferentes reuniones sobre el nuevo pacto laboral para la segregación a NCG Banco e, incluso, en los encuentros de la semana pasada del presidente de la futura entidad, José María Castellano, con los representantes de los trabajadores.

Hasta la celebración hace dos semanas de la asamblea extraordinaria que aprobó la transformación del negocio y el nombramiento de los cinco primeros consejeros, con el exvicepresidente de Inditex a la cabeza, el total de oficinas cerradas ascendía a 221 "de las 300 previstas", como recogía la nota de comunicación de la propia entidad. Un número previsto en el protocolo inicial de la integración para dos ejercicios completos. Ahora la tijera se completará antes de que acabe el año, con un gran peso de las sucursales que pecaban de solapamiento en Galicia. Las primeras fases se dedicaron, sobre todo, a ajustar la red exterior. La que más había crecido en los últimos años, tanto en el caso de Novacaixagalicia, como en el del resto de entidades de ahorro, y una de las razones del sobredimensionamiento que critica el supervisor.

De las 75 oficinas que echan la persiana entre septiembre y octubre, 60 están ubicadas en la comunidad. La reestructuración afecta realmente a 150, porque la actividad comercial de las que finiquitan en la que era la cuarta y última fase del ajuste pasa a otros 75 puntos de atención a los clientes que están próximos. 32 son de la provincia de Pontevedra, con 14 en la ciudad de Vigo; otras 13 en la de A Coruña; 10 más en Ourense; y solo dos en Lugo, uno de los territorios con menos problemas de duplicidad para Novacaixagalicia.

El resto, hasta 14, están localizadas fuera. En Burgos, dos en Pamplona, Las Palmas, Santander, Sevilla, Valencia, Castellón de la Plana, Murcia, León y cuatro en Madrid.

Sin contar las casi 40 oficinas que se podrían incorporar a la adecuación de la red a las necesidades reales de tamaño ya como NCG Banco, la estimación de ahorro con los 310 cierres alcanzaba los 56 millones de euros, un pellizco importante para ahorrar costes y mejorar así las ratios de eficiencia. En el primer trimestre del año, la caja consiguió atajar un 25% ya el coste del personal y de mantenimiento de la actividad, que en diciembre se llevaban un 72% de los ingresos y en marzo cerraron con un 58,2%.

La obligación de mejorar los números es interna, de la misma dirección, pero con un encargo desde fuera. Desde el Banco de España. Todas las entidades que echarán mano del FROB para sus planes de recapitalización –y Novacaixagalicia lo hará, con la aspiración por parte de Castellano de que suponga menos de la mitad del capital del nuevo banco– tuvieron que entregar un proyecto de reforma de negocio que implicaba, entre otras cosas, una apuesta por la eficiencia. La red sigue siendo una de las protagonistas de todo el proceso, después de los intentos primitivos en la fusión de traspasar una parte, con su negocio y personal incluidos, y que la saturación del mercado obligó a aparcar.