La sociedad tecnológica en la que vivimos hoy no solo se construye a partir de los cálculos de ingenieros de telecomunicaciones e informáticos. Detrás de cada avance se encuentra también el conocimiento y la creatividad de los expertos de las áreas humanísticas que contribuyen a enriquecer y perfeccionar, quizá incluso a ponerle un poco de alma, a cada nuevo ingenio. La lingüista Iria Da Cunha (A Coruña, 1980) ha investigado durante los dos últimos años entre Avignon (Francia) y México D.F. cómo mejorar los sistemas informáticos que nos permiten realizar traducciones, resúmenes o extracciones de información a través de la red. "La colaboración de ambos campos resulta vital, por separado nunca llegaríamos a buen puerto. Es una simbiosis", aclara sobre el extraño equipo que conforma con los especialistas en computación.

Ironías del destino, confiesa que los ordenadores nunca le atrajeron: "No quería ni verlos. Me matriculé en Filología Hispánica en Santiago porque me gustaba la literatura, pero acabé descubriendo la lingüística computacional gracias al profesor y académico Guillermo Rojo y me entró el gusanillo".

Acabada la carrera, se marchó al Instituto Universitario de Lingüística Aplicada de la Pompeu Fabra (IULA), al que está adscrita actualmente como investigadora, y realizó una tesis dirigida por su fundadora, María Teresa Cabré, consistente en el diseño de un sistema de resumen automático para textos médicos. "Los profesionales lo demandan muchísimo porque se enfrentan a una gran cantidad de información cada vez que realizan una búsqueda en la red. Con este instrumento deciden si les interesa leer el documento. Ahorran muchísimo tiempo, que hoy en día es un valor"; destaca.

Tras una breve experiencia en la empresa privada, Iria decidió regresar al mundo de la investigación para hacer realidad las ideas que pululaban por su cabeza y desde 2009 desarrolla un sistema automático capaz de realizar análisis discursivos de textos, algo que todavía no existe para el español y sí para el inglés, el japonés y el portugués de Brasil.

Este campo la ha llevado al Laboratorio Informático de Avignon, donde ya había realizado una estancia predoctoral, y al que acaba de regresar ahora tras una estancia de un año en la Autónoma de México (UNAM), donde avanzó en sus estudios y también dio clase. "Me gustó la motivación de los universitarios, sus ganas de hacer cosas y cómo se involucran. Y los alumnos brasileños también son así. En España ya ni preguntan", compara.

Su paso por este país le reportó además experiencias inolvidables: "Soy superfan de Frida Kahlo y el día que entré en la Casa Azul de Coyoacán me emocioné tanto que me puse a llorar".

De vuelta en el viejo continente, Iria finalizará en agosto su estancia en Avignon y regresará al IULA, donde prevé dedicarse a las aplicaciones reales del sistema que ha diseñado, desde buscadores capaces de discriminar entre textos científicos o blogs a los traductores automáticos.

"El paradigma de la búsqueda de información ha cambiado muchísimo. Un diccionario en papel era muy restringido, pero internet abre un mundo enorme de posibilidades. Estamos hablando de herramientas indispensables en la sociedad actual y que suponen una salida profesional importante para filólogos y lingüistas que los jóvenes deben ver", destaca.

Como miembro de la asociación de Investigadores Precarios, Iria es muy consciente de las dificultades para hacerse con una plaza aquí: "Somos más de 3.000 para solo 350. La gente está muy desesperada. Se producen recortes brutales por la crisis y los primeros en sufrirlos son siempre la investigación y el arte. Pero haré todo lo posible".