Con el fin del plazo que tiene el Banco de España para comunicar su veredicto ante los planes de recapitalización que una buena parte del sistema financiero tuvo que presentarle para cumplir el nuevo decreto de solvencia llega hoy una de las fechas señaladas en el calendario con el que el Ministerio de Economía quiere apuntalar la reestructuración de las cajas. Novacaixagalicia opta por reducir lo máximo posible hasta finales de septiembre –la otra gran cita marcada, con la revisión por parte del supervisor del cumplimiento de las medidas para fortalecerse– los 2.622 millones de euros que inicialmente necesita y minimizar también todo lo que pueda la cantidad que se pida al Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB). Siempre con el objetivo de no malvender y ganar tiempo para que las ofertas que lleguen de inversores privados realmente convenzan. Tanto el presidente, Julio Fernández Gayoso, como el vicepresidente, Mauro Varela, mostraron en estos últimos días su esperanza de que el regulador respalde las medidas que le hicieron llegar. Eso se sabrá durante esta jornada. Lo que es seguro, según apuntan fuentes de la entidad, es que el equipo del gobernador Miguel Ángel Fernández Ordóñez no pidió ninguna modificación de la hoja de ruta.

¿Señal de que la respuesta del Banco de España será afirmativa? Novacaixagalicia se niega a aventurar ninguna respuesta, aunque fuentes cercanas a la dirección sostienen que las declaraciones públicas de Gayoso van en esa línea. "En todo caso, cualquier confirmación antes de escuchar al supervisor sería una temeridad", apuntan. Sobre todo porque los acontecimientos acumulados en la fusión gallega y, en general, en todo el camino del reordenamiento financiero están plagados de sorpresas.

Aunque oficialmente nunca llegó a desvelar al detalle el plan para adecuarse al decreto de solvencia, ni siquiera cuál era la opción alternativa a la que obliga la propia normativa, el escenario en el que se mueve Novacaixagalicia pasa por la posibilidad de recurrir al completo al FROB para alcanzar el 10% de capital sobre los activos ponderados por riesgo. Los 2.622 millones de euros. La estrategia para que finalmente no sea todo dinero público apunta a la identificación de varios socios estratégicos, con vocación de permanencia, que permitan además reunir un 20% del accionariado del futuro banco con el que la entidad operará para así reducir al 8% el nivel de recursos propios, hasta los 1.527 millones.

"Es complicadísimo por los enormes descuentos que piden", aseguran en el entorno de la caja. Gayoso fue también muy claro con las proposiciones que llegaban al sector. "Tan bajas que dan miedo", aseguró hace apenas una semana.

Hay más esperanza, pese a que no se presenta como un asunto fácil entre los responsables de Novacaixagalicia, en el plan "orgánico" de recapitalización. A la espera de que llegue la letra pequeña de las medidas, lo que básicamente contempla son desinversiones en participadas, en grandes créditos que pesan mucho en el volumen de activos de riesgo y son poco rentables y el traspaso de oficinas con negocio. "Queremos llegar al 7% de capital", explican en la entidad. Lo que supondría una tijera de entre 600 y 1.000 millones en la cantidad a conseguir y que se enfrenta a la saturación de ofertas en red que hay actualmente en el mercado.

La radiografía elaborada por el Banco de España reveló carencias de capital en cuatro bancos y ocho cajas –entonces, con Banco Base antes de la ruptura con la CAM– por un total de 15.152 millones de euros. El subgobernador apuntaba ayer que sería "óptimo" que antes de final de año "al menos dos o tres" de ellas estuvieran ya en Bolsa. Un "hito" que marcaría "un compromiso claro con la disciplina de mercado" y "un avance muy relevante en la consolidación de las cajas como un sector significativo dentro del sistema bancario".

Por otra parte, el alcalde de Vigo, Abel Caballero, manifestó ayer que la rebaja del ´rating´ de Novacaixa por parte de la agencia de calificación Fitch refleja la "estafa" del presidente de la Xunta a la ciudad de Vigo con la operación de fusión de las cajas gallegas, que tachó de "calamidad" y "catástrofe".