El último empujón que el Gobierno da a las cajas para que finiquiten su histórica transformación coincide con un momento de poco apetito entre los mercados. Es la pescadilla que se muerde la cola. La crisis provoca la reestructuración y los cambios en el sector desencadenan una multitud de ofertas a posibles inversores que solo parecen dispuestos a hacerse con gangas. A Novacaixagalicia, por ejemplo, llegaron propuestas un 70% por debajo del valor contable de la entidad. El presidente de la patronal de las entidades de ahorro avisó ayer que ése no es el camino. "Hay mucha gente que nos sigue y mucho interés por ser accionista de las cajas", asegura Isidro Fainé, convencido de que habrá "oportunidades" para aquellos que saben que a corto plazo "a lo mejor no ganarán dinero". "Pero a largo plazo –añade–, seguro que sí". Porque las entidades no se venderán "descuentos que no sean lógicos".

"Vender –continúa el líder de la Confederación de Cajas de Ahorros (CECA), pionero en la bancarización del negocio– es muy fácil". Su postura es que hay que ser "realistas" porque el sector no está dispuesto "a hacer piruetas en el aire". "Las que tengan que ir al FROB cuenta con una flexibilidad por dos años", recuerda.

El también presidente de La Caixa hace una defensa a ultranza de la labor de las entidades con las participaciones en empresas. Fainé es partidario de aguantarlas, de "un modelo que sirva para mantener esas carteras". "La venta de las carteras industriales no preocupa a las cajas, pero creo que debería preocuparnos a todos los ciudadanos", señala. A lo que une el director general de la CECA el "esfuerzo ingente" en la reestructuración. El gallego José María Méndez vaticina que habrá más fusiones "en los próximos meses" y no solo financieras.

El sector del ahorro acabó el pasado ejercicio con una caída del 23% del beneficio, hasta los 3.403 millones de euros, el más bajo en los últimos once años. Buena parte de los ingresos de las cajas, 2.600 millones, se fueron en las prejubilaciones derivadas de la reestructuración. Precisamente las participadas y las operaciones extraordinarias permitieron amortiguar el golpe. Aunque el sector se mantiene con el 51,53% del mercado de depósitos y el 49,18% en crédito al sector privado, lo cierto es que en 2010 concedió un 2% menos de préstamos a particulares –en el caso de las administraciones aumentó un 22,7 y perdió un 3,5% de cuentas de clientes.