La batalla judicial que durante años libró Ramón Sampedro (Porto do Son, 1943-1998) para poder morir y que la persona o personas que le auxiliasen no incurriesen en delito tiene desde ayer apariencia física en la playa de As Furnas, en Porto do Son, donde un busto recordará el mensaje del tetrapléjico, fallecido en enero de 1998 por suicidio asistido. Bajo una intensa lluvia y un fuerte viento, familiares, amigos, vecinos de su parroquia, Xuño, y miembros de la asociación Derecho a Morir Dignamente (DMD) de Galicia volvieron a reunirse un año más en este arenal coruñés para realizar una ofrenda floral en memoria del hombre que abrió el debate de la eutanasia en España y que para sus más allegados fue un ejemplo de dignidad y de determinación. Las inclemencias del tiempo deslucieron los actos, sin duda, pero no su espíritu: mantener viva la lucha de Sampedro por el derecho de las personas a disponer de sus propias vidas.

“Ramón fue, ante todo, un luchador por el derecho a morir dignamente ante una incapacidad física total. Era un hombre que miraba a la muerte fijamente y mucho más vitalista de lo que la gente pueda pensar. Precisamente por esa gran vitalidad no podía soportar más la forma en que vivía”, recuerda Elías Pérez, presidente de DMD Galicia, y amigo de Sampedro desde 1992.

Postrado en una cama desde los 25 años por una tetraplejia causada por un golpe en la cabeza tras lanzarse al agua, a escasa distancia del lugar donde hoy le recuerda el busto del escultor Nacho C. Beiro, Sampedro recurrió a todas las instancias judiciales para reclamar su derecho a disponer de su propia vida y garantizar que la persona o personas que lo asistieran no fueran imputadas por un delito. No logró este objetivo, pero sí el de disponer de su propia vida. El tetrapléjico que Amenábar llevó al cine en “Mar adentro” eligió cuándo morir, aunque tal vez no tanto la forma -envenenamiento por cianuro potásico-, ayudado por su amiga Ramona Maneiro, y dejó grabados su mensaje y su propia muerte. En 2005, la causa judicial abierta quedó sobreseída en 2005 al quedar prescritas las responsabilidades penales de Maneiro por el suicidio asistido.

Han transcurrido trece años desde la muerte de Sampedro y Pérez reconoce que se han conseguido logros, aunque recuerda que aún hoy, la ayuda activa al suicidio continúa tipificado como delito. “Se ha conseguido que el Senado debatiese la eutanasia, en 1999, y que en 2002 se aprobara la ley de autonomía del paciente, pero la eutanasia continúa siendo ilegal en España. Ahora estamos a la expectativa de la ley para regular la sedación terminal que ha anunciado el portavoz del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, para marzo”, comenta el presidente de DMD. Actualmente en España, sólo la Comunidad de Andalucía ha regulado por ley la muerte digna, que prohíbe el ensañamiento terapéutico, permite a los pacientes rechazar un tratamiento y regula la sedación pasiva.

Pérez recuerda que en España existen muchos enfermos para quienes continuar con vida solo significa prolongar su agonía. “Algunos médicos prolongan arbitrariamente la vida de los enfermos terminales. A pesar de la declaración de voluntades anticipadas, hay muchos médicos aún que no les administran la sedación adecuada. Desde DMD estamos planteándonos un protocolo de denuncia. Para la familia que vive la agonía del enfermo, enfrentarse además a una experiencia jurídico-penal es muy desagradable”, explica.

Regulación

Pérez asegura que a Sampedro le hubiese encantado saber que un enfermo terminal o incurable tiene derecho a la muerte asistida porque esta fue la razón de su lucha. “Conversé mucho con él durante los años que lo conocí y siempre decía, como también dejó escrito en Cartas desde el infierno, que su sufrimiento moral era insoportable. Sampedro no estaba enfermo, al menos no como se entiende estar enfermo, pero no podía soportar vivir así; no lo consideraba una forma de vida digna”, comenta.

El presidente de DMD Galicia recuerda además que la despenalización de la eutanasia no significa su obligatoriedad. “Siempre digo y lo reitero que para mí, la legislación holandesa ha de ser el punto de partida, pero no el de llegada. Desde mi punto de vista, ha dado lugar a excesos que nos preocupan igual que los excesos en detrimento de los pacientes, violando los derechos de los enfermos terminales”, argumenta.

Por lo que ha significado el tetrapléjico de Porto do Son en la lucha por una muerte digna -Pérez recuerda que Sampedro fue uno de los precursores de DMD en Galicia- y por el camino que aún queda por recorrer hasta su consecución, sus familiares y amigos continuarán rindiendo homenaje a su memoria en la playa de As Furnas con flores y con sus versos, publicados póstumamente en el poemario Cuando yo caiga, a partir de ahora delante de la escultura levantada por el Concello de Porto do Son en su recuerdo.

“Es un busto casi horizontal, que representa a Ramón tumbado en la cama, en una situación un poco de espaldas al mar porque él siempre decía que olía y sentía el mar, aunque estaba lejos”, afirma Pérez. Quien no lo está es Sampedro.