El Gobierno gallego aprobó ayer el nuevo plan de basuras de Galicia con una inversión total de 510 millones de euros y la previsión de que se mantenga en vigor hasta el año 2020. La principal infraestructura contenida es la construcción de una planta incineradora de basuras en el sur de Galicia –la segunda de la comunidad, tras la de Cerceda– con capacidad para quemar al año 290.000 toneladas de residuos sólidos urbanos y producir electricidad a partir de la incineración. Su construcción no se iniciará hasta el año 2014 y de momento tampoco se ha identificado su ubicación. Pero la Consellería de Medio Ambiente quiere hacerlo ya este año, si bien la decisión se tomará en el segundo semestre del año, tras la celebración, en mayo, de las elecciones municipales, para no interferir con el proceso ni crear polémicas con los concellos con un tema tan sensible como es el tratamiento de la basura.

La idea con que trabaja la Xunta es instalar la incineradora en el límite entre las provincias de Ourense y Pontevedra, que así ya no tendrían que enviar sus residuos sólidos urbanos a la planta de A Coruña. El presidente de la Diputación de Ourense, José Luis Baltar, apoya que el nuevo complejo de levante en su provincia. Pero ni en Ourense ni en Pontevedra ningún alcalde ha propuesto abiertamente su término municipal para albergar el planta incineradora. Y al menos hasta superar las elecciones, ninguno lo hará por el temor a la pérdida de votos. Tan solo el de Cortegada, el socialista Avelino de Francisco, se mostró hace un par de meses dispuesto a estudiar su posible ubicación, pero tampoco fue más allá, entre otras razones porque el PSOE rechaza de plano la apuesta de la Xunta por la incineración.

El Plan de Xestión de Residuos Urbanos (PXRSU) destina a nuevas infraestructuras 417 millones de euros, de los cuales 245 se irán para la incineradora. Pero además se construirán ocho plantas de transferencia y seis de compostaje y se introducirán nuevas líneas de compostaje en las plantas de Cerceda y O Morrazo.

En principio, la Xunta ejecutará la incineradora, aunque existe la posibilidad de que se haga cargo de ella y la financie Estela Eólica, pues el plan industrial con el que se presentó al concurso eólico recoge la construcción de una planta de basuras en el sur de Galicia, preferiblemente en la provincia de Pontevedra. La empresa, que recibió 186 megavatios en parques eólicos se comprometió a invertir 160 millones de euros y a crear 279 empleos en una planta de basuras.

El problema radica en que su diseño no concuerda con el recogido en el PXRSU, de ahí que para que la Xunta la acepte y desista de hacer la suya, Estela Eólica deberá adecuar su proyecto a las especificidades que establece la Consellería de Medio Ambiente. "Si se adecúa, no vamos a tener dos plantas, evidentemente", declaró el conselleiro, Agustín Hernández. Pero todavía es pronto para conocer las opciones reales de Estela, porque la empresa tiene hasta el 31 de enero para comunicar a la Xunta si renuncia al concurso eólico o sigue adelante, y otro plazo hasta el 15 de febrero para ajustar su plan industrial a la inversión que debe ejecutar en proporción a los megavatios recibidos.