LAS PREGUNTAS

1.¿Qué representa la Cidade da Cultura para Galicia?

2.Arquitectónicamente, ¿será emblema del modernismo en España y Europa, junto al Guggenheim o la Ciudad de las Artes?

3.En la definición de un megaproyecto como éste, ¿es lógico diseñar un proyecto sin cerrar previamente sus usos y objetivos?

4.¿Llegará con el símbolo arquitectónico para atraer a visitantes?

5.¿Los gobiernos podrían hacer más para lanzar el proyecto? ¿La sociedad gallega valora la Cidade da Cultura como se merece?

6.Atendiendo al elevado presupuesto y por la crisis económica, la obra de Peter Eisenman se inaugura sin completar, ¿se debe terminar?

Desde autores de restauraciones históricas de Galicia, del diseño de novedosos hoteles y museos, hasta los más jóvenes, que han compartido mesa de trabajo con premios Pritzker de la talla de Frank Gehry o Norman Foster, consideran que hay motivos para creer en la Cidade da Cultura. No ocultan, sin embargo, que se ha tardado demasiado y en el diseño se olvidó la utilidad.

Xerardo Estévez

1.Aún no se sabe. Se mueve entre la realidad, porque es un hecho arquitectónico irreversible, y lo virtual, porque queda por desarrollar un programa cultural potente y novedoso. Mediáticamente es un referente; culturalmente, dependerá de lo que se haga.

2. En un concepto avanzado de modernidad no lo es tanto, porque recurre a una simbología ‘déjá vue’, como la vieira, algo que ya tenemos. ¿Por qué repetirlo? Ahora, reconozco que, como ejercicio teórico, es imaginativo.

3. En el mundo sobremoderno de hoy muchos proyectos se hacen con esa filosofía: importa el envoltorio y no tanto el contenido. Es, sin duda, un criterio opinable.

4. Dependerá de la capacidad de los gestores y del consenso político. Es una iniciativa de Fraga, que el bipartito continuó y que Feijóo termina en parte e inaugura. Si es algo asumido por todos, ¿por qué no se van a involucrar ahora?

5. Fue tan sonora la crítica desde su nacimiento que impidió ver los aspectos positivos de la Cidade da Cultura. Pero, repito, creo que estamos en un punto sin retorno en el que la hay que incorporar a la sociedad.

6. No es de recibo que un arquitecto sea ajeno a los presupuestos de su edificio. Hay que culminarlo.

José Luis Pereiro

1. Representa, sin duda, un hito cultural de especial relevancia para Galicia y su consolidación dependerá de su contenido.

2. Es uno de los edificios emblemáticos de la arquitectura de España en los últimos años, junto al Guggenheim de Bilbao, la Ciudad de las Artes de Valencia, el Museo Nacional Reina Sofía de Madrid, el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León y algunos más.

3. No es lógico ni coherente diseñar una obra de esta escala, sin definir previamente programa y contenido.

4. Santiago, como Ciudad Patrimonio, es la que atraerá visitantes, como ocurrió en 2010, con el Xacobeo. La Cidade da Cultura es un elemento más para hacer más atractiva la visita a Galicia. ¿La mejor campaña? Dotar a las instalaciones de contenido y nivel cultural, como el Guggenheim, que ha conseguido transformar muy positivamente la ciudad.

5. Requiere tiempo.

6. La actual situación no aconseja realizar fuertes inversiones como ésta. Así como las catedrales tardaron siglos en construirse, podría irse completando con los años.

Pablo Menéndez Paz

1. Es difícil pronosticar. Espero que sea una herramienta para generar oportunidades para la cultura y el encuentro de las personas. En la actualidad representa un problema inacabado y un motivo de debate. Ojalá se convierta en referente mundial.

2. Los emblemas de la arquitectura moderna no tienen que ser necesariamente monumentales ni ser hitos arquitectónicos. El tiempo al final destila la verdadera arquitectura.

3. Es evidente que había que controlar el presupuesto y la duración de la obra. Estos proyectos, más que edificios, son decisiones políticas.

4. Santiago ya es un símbolo arquitectónico capaz de atraer a miles de visitantes. Será un activo complementario. El Reina Sofía, la Tate Gallery o el MOMA se consolidan en el tiempo por su programación, actividad y contenidos.

5. Los políticos siempre pueden hacer más. Pero es difícil comunicar algo inacabado. Una anécdota: le preguntó Francisco Javier Sainz de Oiza al encargado de su obra ‘Torres Blancas’ la opinión sobre su edificio, a lo que éste contestó: “Don Javier, esto no hay quien lo tire...”.

6. Hay que garantizar que no se devalúe la inversión ya realizada, no repitiendo errores del pasado.

Manuel Blanco Longueira

1. Parece una obra que no tiene ni pies ni cabeza, un alarde gratuito que ha salido muy caro. Espero que se convierta en una inversión de y para los gallegos.

2. Queda en manos de políticos, patronato y fundación. Tienen que ser capaces de crear ese referente; no basta con la Biblioteca de Galicia, el Museo y el Archivo, eso es muy localista. Se contradicen. Sería importante venderlo como proyecto internacional desde el principio, si no, a la larga, se pierde la perspectiva. Será un emblema para España pero yo no lo llamaría modernismo.

3. Es el problema de tardar diez años en terminar una obra. Las necesidades cambian.

4. Nunca llega con eso. Tiene que ofrecer algo bueno en su interior.

5. Hasta ahora era difícil darle visibilidad, era casi un acto de fe creer que iba a funcionar. No ayudan las peleas ideológicas. Todo lo que empieza ha de acabarse.

6. Ha de ganarse el respeto de la sociedad. Ojalá nos sintamos orgullosos todos los gallegos.

Salvador Fraga

1. Representa un tiempo en el que se vivió por encima de nuestras posibilidades. ¿Su virtud paradójica? Está cuajando como símbolo de esa época. El referente mundial seguirá siendo Santiago.

2. Sin duda un hito a estudiar en la experimentación arquitectónica, con contenidos y contextos muy diferentes al Guggenheim.

3. Tanto en los mini como en los mega proyectos la arquitectura adapta ideas y materiales para crear utilidad. Además, se exige transmitir emociones. La idea de utilidad ha de estar en el origen.

4. Para poner un poco de tino en este lío del Gaiás no vendría mal hablar de lo que realmente se sabe y de eso sé poco.

5. La controversia es una forma poderosa de visibilidad en la sociedad mediática. Ahora toca a los ciudadanos visualizar: visitando y opinando.

6. No hay peor inversión que un edificio sin rematar. Sí hay que rematarlo, aunque no sea la totalidad.