El proyecto de Ley de Convivencia Escolar, con el que el que la Consellería de Educación quiere llevar la "cordialidad" a las aulas, más bien ha generado malestar entre sindicatos y oposición, que critican que la Xunta no haya consensuado con ellos esta normativa y que se presente además coincidiendo con un periodo vacacional, tanto académico como parlamentario.

Tanto PSdeG como BNG se quejan de que desconocen el texto de la ley y reclaman consenso. El socialista Guillermo Meijón critica que, ni siquiera, se ha dado traslado de la normativa al Observatorio de la Convivencia. "Es un desprecio intolerable", se queja."Las bases presentadas ayer solo aluden a lugares comunes e intentan crear una bomba de humo con la que ocultar las graves carencias del Gobierno de Núñez Feijóo", critica Meijón.

El BNG coincide en que es un "desprecio" para la comunidad educativa que no se le haya consultado.La nacionalista Carme Adán tampoco está de acuerdo con la "preocupación" del conselleiro por la estética del alumnado cuando, por otro lado, "está reduciendo drásticamente los presupuestos del profesorado".

En cuanto a los sindicatos educativos –salvo ANPE– han criticado tanto el "fondo como la forma". El fondo porque consideran que es "propaganda" y la forma porque se ha presentado coincidiendo con las vacaciones.

La CIG advierte que a la Xunta no le preocupa reducir la conflictividad a las aulas sino dar cobertura legal a la consulta que quieren hacer sobre el idioma a los padres.

Para Comisiones la Xunta solo está "mareando la perdiz", puesto que para reducir la conflictividad escolar la principal medida es bajar el ratio de alumnos por profesor.

En opinión de UGT, la Ley de Convivencia "coloca un parche en una herida muy profunda", puesto que no ataja las causas de la conflictividad escolar.

Solo ANPE valoró el proyecto de forma positiva, aunque con matices. También la Comunidad de Madrid celebró que Galicia, al igual que la norma que ellos aprobaron, reconozca la autoridad pública del profesor.