Educación promoverá que los alumnos de los colegios públicos lleven uniforme

La Xunta fijará unos principios orientadores para que los centros regulen el uso de velos, gorras y otras prendas

irene bascoy - Vigo

La Consellería de Educación favorecerá el uso de uniforme en los colegios públicos. El borrador del proyecto de Ley de Convivencia y Participación de la Comunidad Educativa, en el que trabaja una comisión de expertos desde hace tres meses, promueve el uso del uniforme pero deja la decisión en manos de cada centro, según fuentes de este grupo de trabajo. Debe ser un acuerdo voluntario y fruto del consenso de la comunidad escolar para que tenga éxito. Ya existen casos aislados de colegios públicos, por ejemplo en A Coruña, donde los alumnos ya van a clase con uniforme.

El borrador de la ley fija unos principios orientadores sobre la vestimenta que el alumno debe llevar a clase, regulando ahí la posibilidad del uniforme. En base a estos principios, además los consejos escolares podrán decidir si aceptan o prohíben el uso del velo islámico, pero también gorras o pantalones muy bajos o camisetas que enseñan el ombligo, por poner algunos ejemplos.

"Las normas de convivencia (de cada centro) podrán contener previsiones sobre la vestimenta de los alumnos, orientadas a garantizar que la misma no atente contra su dignidad ni suponga un riesgo para su salud e integridad personal y la de los demás miembros de la comunidad educativa, o impida o dificulte la normal participación del alumnos en las actividades docentes", reza el artículo 10 del borrador de la ley, elaborado por un grupo de trabajo, en el que hay un jurista, un profesor, un padre, un director decentro y un inspector de enseñanza.

En este momento, los colegios gallegos ya son los que tienen la competencia para regular sobre cuestiones como el atuendo de los alumnos, pero esta ley ofrecerá a los consejos escolares una herramienta jurídica a la que agarrarse para tomar sus decisiones, explican fuentes educativas.

La llegada de los uniformes a los colegios públicos no será una primicia de Galicia. El pasado mes de julio, la Junta de Andalucía aprobaba un decreto que recogía la posibilidad del uniforme para los centros públicos de Infantil, Primaria y Educación Especial. La decisión la tienen que tomar los colegios, pero el uniforme debe llevar "además de la identificación del centro, en la parte superior izquierda la marca genérica de la Junta de Andalucía asociada a la Consejería competente en materia de educación".

La delantera la llevan sin embargo dos comunidades del PP: Madrid y Valencia.En 2007, Esperanza Aguirre animaba a los consejos escolares de los colegios públicos a apostar por el uniforme, un medio para "minimizar diferencias y disolver tensiones" y hacer que los niños "se sientan iguales y parte de un proyecto común", defendía entonces la presidenta madrileña.

En Valencia, los alumnos de 83 colegios públicos este curso ya llevan uniforme. Representan el 6% de los centros de la comunidad, pero un 43 por ciento más que el curso pasado.

El Gobierno de Francisco Camps incluso destinó 410.000 euros a "cubrir parte de la adquisición de los uniformes" y defendió la medida porque dismimuye el gasto económico del hogar, las discusiones familiares relacionadas con la rapa y evita la discriminación por razón de vestimenta.

El uniforme, que siempre se asocia a colegios privados y religiosos, empieza a entrar en las aulas públicas, y además bajo la bandera de la igualdad, porque la diferencia de clases se refleja en las prendas de marca, y el uniforme no distingue a los alumnos entre ricos y pobres. "Impedirá que los niños compitan por algo tan estúpido como es lo externo", defendió el presidente andaluz, José Antonio Griñás, que agregó: "No hay cosa más enojosa que un niño de diez discutiendo por la orpa que tiene que ponerse para ir al colegio", defendió.

Evita sesgos socioeconómicos en las clases, y además para las familias es cómodo y barato son otros argumentos esgrimidos por los políticos para promocionar su uso.

La imagen negativa del uniforme es porque a muchos les recuerda el tiempo de la dictudura, cuando era una imposición, y otros sostienen que falsea la realidad. Se oponen al uniforme en las aulas porque los niños y jóvenes deben percibir en el colegio, igual que en la calle, la pluralidad de la sociedad en la que viven.

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