"Ahora nuestros jóvenes emigran con formación universitaria y alta cualificación profesional para trabajar, en muchos casos, en empresas multinacionales de capital gallego o español o incluso para ampliar conocimientos ya sea en idiomas o para especializarse", explica este experto en Demografía y profesor en la Universidade de Santiago. Para Carlos Ferrás, una de las principales claves de este nuevo éxodo está en los contactos y redes de gallegos en la diáspora, "que se convierten en un importantísimo activo para los negocios, el empleo o el estudio".

¿Por qué retornamos a los destinos clásicos? "Precisamente por las redes de contactos y de afinidad cultural implantadas en décadas y siglos anteriores por los emigrantes tradicionales gallegos que se iban por necesidad", argumenta Ferrás, quien añade: "Hoy tenemos numerosas familias urbanas de origen gallego ocupadas en diversidad de empresas e instituciones nacionales e internacionales y es una oportunidad todavía poco aprovechada". Para este experto en Demografía, "también existen flujos de jóvenes cualificados de la mano de empresarios gallegos ubicados en China, Brasil o Ucrania, en sectores como energía, turismo o telecomunicaciones; no obstante, no es en número comparable al flujo basado en las redes familiares hacia destinos clásicos".