Hace veinticinco años A Illa de Arousa rompía su aislamiento con la entrada en funcionamiento de un puente de 1.980 metros largamente reivindicado por el pueblo de la isla. La infraestructura impulsó el crecimiento económico y social de la localidad y ayer el municipio celebró las bodas de plata de una obra que entonces costó mil quinientos millones de las antiguas pesetas (seis millones de euros) y que en Madrid, con la complicidad del poder autonómico, eran reacios a desembolsar, pues entonces en A Illa sólo había cuatro mil habitantes. Así lo contaba ayer a los vecinos de A Illa el entonces ministro de Obras Públicas Jesús Sancho Rof, en un acto que echó la vista atrás y sirvió para homenajear a los principales hacedores del milagro.

Sancho Rof rebeló que la inversión parecía exagerada al Gobierno de España: "La primera pregunta que te hacían era cómo se van a gastar 1.500 millones de pesetas para cuatro mil habitantes. Mi respuesta fue siempre la misma: son 1.500 millones para 4.000 personas y como prueba está el desarrollo que ha experimentado el municipio". Pero ¿por qué este ministro nacido en Madrid se empeñó en sacar adelante el proyecto?. Gracias as u gran amigo y diputado arousano de UCD, José Antonio Gago Lorenzo. "Un día me dijo que fuese a comer a Vilagarcía y me trajo en medio de un temporal en un barco para que viese lo que pasaba esta gente para llegar al continente". Gago ya no está, pero su viuda, Rosa Torrado, sí, y ayer recibió la mayor ovación de la noche. Los vecinos de A Illa le agradecen que gracias a su empeño personal ir al hospital o acudir todos los días al colegio ya no es una aventura que puede verse frustrada por el mal tiempo. Su vida diaria ya no depende de un barco.

En su batalla particular Gago Lorenzo también contó con la complicidad del regidor "Sito Vázquez, el alcalde que presionó hasta la saciedad", comentaba ayer el ex ministro.

Como anécdota, Rof recordó cuando fue relevado en el Ministerio por Luis Ortiz. "En el despacho tenía una dorna de plata que me había regalado la comisión pro puente, cuando me iba el me avisó de que me la dejaba atrás, y yo le dije que eso se queda ahí para que te acuerdes de que el puente debe hacerse".

Al acto de ayer también asistió el ex presidente de la Xunta el popular Xerardo Fernández Albor, quien se reconcilió con A Illa, pues hace 25 años en la inauguración oficial los vecinos no le perdonaron sus reticencias iniciales al elevado presupuesto del puente y se montaron por su cuenta una fiesta particular para celebrar que se acabó el aislamiento de A Illa.

Ayer se echó la vista atrás para revivir todo lo que se peleó por el puente, pero también sirvió para mirar al futuro y ver como el enorme tablero de hormigón, con las obras de reforma que está acometiendo la Xunta en estos momentos, seguirá siendo la llave para el desarrollo social y económico del municipio.