En Galicia ardieron este año más de 10.000 hectáreas, tantas como el año pasado. Fuegos como el de Laza, que arrasó 1.700 hectáreas, aún no está extinguido. La lacra de los incendios no desaparece y las causas no están del todo definidas. El catedrático Antón Álvarez Sousa, decano de la facultad de Socioloxía de la Universidade de A Coruña, ha investigado los fuegos forestales y es autor de una publicación titulada Os incendios forestais: análise sociolóxica do sector forestal galego.

– ¿Por qué hay incendios tan grandes en Galicia?

– Es llamativo que en Galicia arda más que en el resto de España. Y parece demostrado que son personas las que los provocan, algunas de ellas de forma no intencionada y otras, probablemente la gran mayoría, de forma intencionada. Se da una gran propagación de incendios en la actualidad porque los montes están sin cuidar y no hay medios contra incendios efectivos suficientes para apagarlos todos antes de que se propaguen. Esto en el pasado no ocurría porque los montes estaban cuidados, pero en los sesenta la gente empezó a a abandonar los montes y los incendios empezaron a hacerse muy grandes.

– ¿Es solo por la maleza?

– Sobre el por qué prende fuego la gente al monte hay varias posibilidades, cuya importancia es difícil cuantificar, aunque lo más probable es que todas estén influyendo. A veces están relacionadas con intereses políticos, otras con intereses económicos de gran envergadura y algunas son simples rencillas a nivel local. Sobre las causas políticas se suele apuntar al desprestigio político de las personas que gestionan la política contra incendios, el gobierno. Parece demostrado que en algunas ocasiones hubo intereses políticos detrás de los incendios.

– ¿Y las económicas?

– Una de las causas económicas de gran escala fueron los intereses de rematantes, que pueden comprar la madera quemada a muy bajo precio y luego venderla a la industria al mismo coste que sin quemar. Otra de las causas económicas que se señalan son las de la propagación del eucalipto. Es una planta pirófita porque es capaz de reproducirse a través del fuego en la misma zona del incendio y a distancias de hasta 50 kilómetros. Algunos incendios son una forma de plantar eucalipto en una zona donde no está permitido. También los estudios apuntan al desempleo como posible causa.

– Mencionó las rencillas personales. ¿Entre vecinos?

– Estos grandes incendios empezaron en los sesenta. Cuando Franco implantó la política forestal en España de repoblación de montes del Estado y vecinales no lo hizo de acuerdo con los vecinos de las zonas. Cuando estos ven que alguien se les mete en lo de ellos sin su aprobación lo primero que hacen es vengarse. Luego hay otras causas menores, pero que también tienen importancia a nivel numérico, que son las de vecinos que están enfrentados a otros vecinos, y plantan fuego al monte para vengarse.

– Incide mucho en la importancia de la ordenación del territorio.

– Es que en Galicia no hubo política de ordenación del territorio ni la hay aún. Diremos que la hay cuando esté implantada, y no sobre papeles políticos. Esto hace que al lado de unos eucaliptos o pinos tengamos una huerta o un pastizal o una casa en medio del monte. Si se va por Galicia ve que no existe ordenación del territorio y que es muy difícil implantarla porque desde el pasado se vino practicando de una forma tan anárquica que ahora lo que se empiece a hacer no será cosa de un año para otro, sino de varios años. No existe una definición clara de los usos del suelo en Galicia y las personas que creen que al lado de su pastizal alguien plantó árboles, le prenden fuego y arreglado. Son causas individuales, pero un número importante de incendios son debidos a esta causa.

– Los vecinos dicen que ellos no se benefician...

– Me acuerdo de un análisis a piel del terreno en Noia. Alguien nos dijo, y esto nos da una idea de la economía que tenemos en Galicia, que es facilísimo descargar droga cuando se le planta fuego al monte, porque se distraen las fuerzas de seguridad. Eso quiere decir que hubo en Galicia unas prácticas de economía ilegales que se favorecían de que hubiese fuegos. Es tal la cantidad de factores que influyen en que las personas planten fuego al monte que eso demuestra que vivimos en un país totalmente desestructurado. Los incendios son un reflejo de un países desestructurado a nivel económico y político en general.

– ¿Cómo se acaba con eso?

– No consiste en crear más brigadas contra incendios. Sí que hay que apagar el fuego y perseguir a los incendiarios, pero si se quiere acabar con ellos ha que empezar a trabajar en una política que ataque las causas estructurales que hacen que la gente plante fuego al monte. Y eso no es cosa de un año ni de dos.

– Ya se legisló que no se puedan usar los pastos cierto tiempo o que no se pueda edificar...

– Una cosa es impedir que se edifique y otra implantar una política de ordenación del territorio. Esa política no consiste en prohibir hacer una cosa, sino en permitir realizar actividades de forma ordenada. Y esas políticas, tanto las que se tomen contra el fuego como las de ordenación del territorio, deben ser consensuadas con la gente que vive en ese medio.