“Una parte importante de la sociedad rural sigue ocultando a los delincuentes incendiarios, ya que todos ellos son de los lugares y parroquias donde se inician los fuegos”, afirma la Organización Galega de Comunidades de Montes (OGCM), en un comunicado que analiza las causas de los incendios forestales que cada año devastan el país. Para este colectivo, que reúne a buena parte de las comunidades de montes de Galicia, el silencio cómplice de los vecinos es una de las principales trabas para llegar a identificar a los culpables.

Pero no son los vecinos del ámbito rural los únicos responsables de esta “serpiente de verano que alimenta la clase política y mediática un año tras otro”, como dice esta organización. También señalan a los responsables públicos que, gobierno tras gobierno, encaminan sus políticas forestales a la extinción de incendios y casi nunca a la prevención y, sobre todo, la educación de los ciudadanos sobre el valor del monte. “Icona, Infoga, Pladiga... ¿cuál será la siguiente fórmula?, ¿siempre dirigidas al fuego?, ¿para toda la vida?”, critica esta organización.

El primer motivo de que todas estas políticas fracasen es -según la OGCM - que los montes no forman parte de la conciencia colectiva como lo que son: las dos terceras partes de la superficie de Galicia. Mientras, los grupos políticos tanto desde los gobiernos autonómicos como locales “siguen sin aportar soluciones a los propietarios de los montes, en la búsqueda de su viabilidad” como fuente de riqueza.

Tampoco sirve de nada reclamar más limpieza, asegura la OGCM. “El monte no es un jardín”, apunta. Otra cosa son, explican, las mejoras silvícolas, en efecto necesarias.

Ordenación del territorio

La organización de comuneros reclama una ordenación del territorio que contemple, en función del terreno y su localización, los usos o producciones que se deben aplicar en cada zona. Todo ello ligado a una planificación de la defensa del monte “y no guiada en función de otros criterios, más rentables políticamente”.

“En otoño, invierno o primavera, nadie desde las administraciones públicas se dirige a los propietarios de los montes para hacerles saber sus obligaciones, o los apoyos con los que cuenta para hacer rentable su tierra, y sin valorizar llega el abandono”, explican.

La OGCM propone medidas concretas como la aplicación de la Ley de Incendios “de oficio” y no a partir de las denuncias de los afectados, así como políticas de sensibilización y educación.

En cuanto a los incendios, los comuneros demandan garantías para hacer frente a las catástrofes que se suceden verano a verano “desde el franquismo, como una asignatura sin resolver”. Plantillas suficientes, de personal cualificado y profesional, tareas preventivas (silvicultura), etc. “Un buen profesional, formado, entrenado, que conozca las herramientas forestales, el territorio, que cuente con una condición física aceptable sería el modelo de brigadista forestal y contra incendios”, argumentan.

En el terreno organizativo, la OGCM reclama un Consello do Monte Galego en el que se contemple el territorio forestal como un “objetivo estratégico”, que planee estrategias de futuro, que escuche a los profesionales. Esta organización critica el actual Consello Forestal de Galicia, que se dedica básicamente “a hacer informes y anunciar subvenciones”, explica el portavoz de la OGCM, Claudio Quintillán.

Este colectivo cree necesario recuperar el Comité de Defensa do Monte Galego, formado por numerosos colectivos sociales, que se creó a raíz de los grandes incendios de 2006 y se fue desvaneciendo a medida que aquel trágico verano empezó a olvidarse.

Por último, califican de “obscenas” los mensajes de eficacia que lanzan los políticos, o sus “justificaciones” cuando los incendios derivan en catástrofe.